16/12/2016, 17:03
A pesar de aparentar ser un muchacho más joven que Mogura, Karamaru parecía ser igual de civilizado. A lo mejor su tiempo con los monjes había moldeado de una manera peculiar su carácter, lo suficiente como para tolerar una pequeña patada a la forma de pronunciar su nombre.
Te contradices.
¿Por qué dudas de tus superiores si no tenes razón alguna para hacerlo?
El cenobita deseaba una respuesta y el joven médico deseaba contestar de la forma mejor posible y evitar que las cosas fueran por mal camino. El muchacho de cabello azabache no era un genio de la charla ni un maestro de la palabra, por lo general sabía cosas que no terminaba de saber comunicar adecuadamente y parecía que aquella era una de esas situaciones.
Cada shinobi y kunoichi tiene un rol en particular en la aldea... Algunos vigilan las fronteras de la aldea, otros evitan que espías saquen información del país, otros patrullan las calles de Amegakure... claramente todos velan por la seguridad de este lugar.
Comenzó diciendo con la esperanza de que no quedase un hueco sin llenar en su explicación, después de todo aquella mirada que le estaba arrojando el calvo no le terminaba de gustar.
La razón por la que no me siento conforme dejando la suerte del muchacho en manos de un superior cualquiera es porque a lo mejor su atención está en otra tarea además de la carga que supone nuestro encargo. A esto me refiero con la sinceridad de las intenciones.
Concluyó con la esperanza de haber sido lo suficientemente claro.
Te contradices.
¿Por qué dudas de tus superiores si no tenes razón alguna para hacerlo?
El cenobita deseaba una respuesta y el joven médico deseaba contestar de la forma mejor posible y evitar que las cosas fueran por mal camino. El muchacho de cabello azabache no era un genio de la charla ni un maestro de la palabra, por lo general sabía cosas que no terminaba de saber comunicar adecuadamente y parecía que aquella era una de esas situaciones.
Cada shinobi y kunoichi tiene un rol en particular en la aldea... Algunos vigilan las fronteras de la aldea, otros evitan que espías saquen información del país, otros patrullan las calles de Amegakure... claramente todos velan por la seguridad de este lugar.
Comenzó diciendo con la esperanza de que no quedase un hueco sin llenar en su explicación, después de todo aquella mirada que le estaba arrojando el calvo no le terminaba de gustar.
La razón por la que no me siento conforme dejando la suerte del muchacho en manos de un superior cualquiera es porque a lo mejor su atención está en otra tarea además de la carga que supone nuestro encargo. A esto me refiero con la sinceridad de las intenciones.
Concluyó con la esperanza de haber sido lo suficientemente claro.