7/01/2017, 17:13
(Última modificación: 7/01/2017, 17:13 por Uchiha Akame.)
El Uchiha examinó más de cerca la base del cristal de la ventana. «Está resquebrajado, sí, como si le hubieran dado un golpe. Y ese tipo tan sospechoso...»
Alzó la vista al comprobar que sus dos compañeros de viaje habían puesto —también— su atención en aquel extraño detalle. Un examen más concienzudo del asiento reveló también que había un trozo de tela negro enganchado en uno de los hierros que conformaban su armazón. Akame lo desenganchó con sus hábiles dedos y lo alzó, mostrándoselo a Tatsuya y Kazuma.
—Mirad esto.
De repente el Uchiha notó un escalofrío en la nuca. Se dio media vuelta, extrañado. «¿Qué ha sido eso?». Sus ojos recorrieron el vagón tratando de encontrar alguna explicación a aquella corriente helada que le había silbado en el oído... Y la encontraron. La ventana cuyo cristal estaba ligeramente resquebrajado en la base estaba ligeramente abierta.
—No recuerdo que esta ventana estuviera así antes...
Como un artista observando su obra, Akame se alejó unos pasos y observó la composición. El asiento donde había encontrado un trozo arrancado de tela negra. La ventana levemente entreabierta y resquebrajada, como víctima de un golpe. Todo apuntaba a que...
—Muchachos, aquí ha pasado algo.
De repente la puerta del vagón se abrió de par en par, y un hombre corpulento ingresó dejando claras sus intenciones desde el primer instante.
—Disculpe, señor. Dada su actitud hace unos minutos, no nos queda más remedio que exigirle que abandone el tren en la estación más próxima. En caso de que usted desease continuar su viaje más adelante, deberá hacerlo a pie. En caso contrario llamaremos a los guardias. Y ahora, si me disculpa...
Akame buscó con sus ojos negros la figura del espadachín. Le conocía de hace apenas un rato, pero ya tenía una idea de lo que era capaz de hacer aquel tipo cuando le tocaban las narices.
Alzó la vista al comprobar que sus dos compañeros de viaje habían puesto —también— su atención en aquel extraño detalle. Un examen más concienzudo del asiento reveló también que había un trozo de tela negro enganchado en uno de los hierros que conformaban su armazón. Akame lo desenganchó con sus hábiles dedos y lo alzó, mostrándoselo a Tatsuya y Kazuma.
—Mirad esto.
De repente el Uchiha notó un escalofrío en la nuca. Se dio media vuelta, extrañado. «¿Qué ha sido eso?». Sus ojos recorrieron el vagón tratando de encontrar alguna explicación a aquella corriente helada que le había silbado en el oído... Y la encontraron. La ventana cuyo cristal estaba ligeramente resquebrajado en la base estaba ligeramente abierta.
—No recuerdo que esta ventana estuviera así antes...
Como un artista observando su obra, Akame se alejó unos pasos y observó la composición. El asiento donde había encontrado un trozo arrancado de tela negra. La ventana levemente entreabierta y resquebrajada, como víctima de un golpe. Todo apuntaba a que...
—Muchachos, aquí ha pasado algo.
De repente la puerta del vagón se abrió de par en par, y un hombre corpulento ingresó dejando claras sus intenciones desde el primer instante.
—Disculpe, señor. Dada su actitud hace unos minutos, no nos queda más remedio que exigirle que abandone el tren en la estación más próxima. En caso de que usted desease continuar su viaje más adelante, deberá hacerlo a pie. En caso contrario llamaremos a los guardias. Y ahora, si me disculpa...
Akame buscó con sus ojos negros la figura del espadachín. Le conocía de hace apenas un rato, pero ya tenía una idea de lo que era capaz de hacer aquel tipo cuando le tocaban las narices.