16/01/2017, 17:18
Como contestación, el joven médico recibió un gesto de negación por parte del religioso desconocido. Sumado a eso, reiterados "no" y una explicación de lo más particular. Supuestamente no iban a robarle nada, salvo aquello que el peliverde llamó "pecaminosa" vida.
Debo decir que esto es algo que realmente no me esperaba...
Comentó el muchacho de cabello azabache mientras se acomodaba el peinado, no porque estuviese algun cabello fuera de lugar sino porque sentía simple y llana necesidad de hacerlo. Por su parte el muchacho aquel se aclararía la garganta y entonaría nuevamente palabras extrañar a los ojos del Manase.
¿Sabes cual es el verdadero e innegable Dios? ¿O acaso estás del todo perdido?
De todo lo que dijo, aquel par de preguntas fueron las que finalmente le dieron pie a hacer un comentario. Pero antes de eso y con teniendo su palabra de que no iba a intentar meterle mano, pues su gusto eran las féminas, tomó asiento. ¿Por qué lo había hecho? ¿No habría sido mejor ignorarlo y seguir su camino?
Bueno, eso dependería... ¿De cuál de todos los verdaderos e innegables Dios me estas hablando?
Consultó Mogura depositando su jaula de madera sobre el suelo. Una pregunta de lo más simple, aunque quizás podría llegar a caerle mal a un devoto de un autentico e inigualable Dios, como solía pasar con las diferentes religiones. Sea como fuese, aquel muchacho que seguro era muy deseado por infinidad de vacas y animales de pastoreo había entrado en un tema que el muchacho de cabellera azabache gustaba husmear en sus ratos libres.
Debo decir que esto es algo que realmente no me esperaba...
Comentó el muchacho de cabello azabache mientras se acomodaba el peinado, no porque estuviese algun cabello fuera de lugar sino porque sentía simple y llana necesidad de hacerlo. Por su parte el muchacho aquel se aclararía la garganta y entonaría nuevamente palabras extrañar a los ojos del Manase.
¿Sabes cual es el verdadero e innegable Dios? ¿O acaso estás del todo perdido?
De todo lo que dijo, aquel par de preguntas fueron las que finalmente le dieron pie a hacer un comentario. Pero antes de eso y con teniendo su palabra de que no iba a intentar meterle mano, pues su gusto eran las féminas, tomó asiento. ¿Por qué lo había hecho? ¿No habría sido mejor ignorarlo y seguir su camino?
Bueno, eso dependería... ¿De cuál de todos los verdaderos e innegables Dios me estas hablando?
Consultó Mogura depositando su jaula de madera sobre el suelo. Una pregunta de lo más simple, aunque quizás podría llegar a caerle mal a un devoto de un autentico e inigualable Dios, como solía pasar con las diferentes religiones. Sea como fuese, aquel muchacho que seguro era muy deseado por infinidad de vacas y animales de pastoreo había entrado en un tema que el muchacho de cabellera azabache gustaba husmear en sus ratos libres.
Hablo - Pienso