17/01/2017, 23:00
Si aquel muchacho de pelo verde estaba hablando su mismo idioma, Akame no pudo saberlo con certeza. Quizás fuese un extraño venido de tierras lejanas, o tal vez en Kusagakure tuvieran un dialecto propio. «¡Kusagakure!». En efecto, la bandana con el símbolo de la Aldea Oculta entre la Hierba brillaba con el Sol de mediodía, atada en el brazo diestro de aquel chico. No pasó desapercibido el que el gennin también había reparado en las suyas.
«¿Y si, simplemente, se está burlando de nosotros?». Akame nunca habíia conocido a un shinobi de Kusa, pero supuso que era una posibilidad como cualquier otra. Fiel a su estilo, se acercó al muchacho sin dejar de sonreír ni perder aquel aire tranquilo que le caracterizaba.
—Está bien, está bien —le abordó, como una madre que consuela a su hijo—. No corre tanta prisa saberlo, hombre. Puedo esperar a que te termines el que tienes entre las fauces.
Sin embargo, el Uchiha no terminaba de fiarse de aquel misterioso shinobi. Giró la cabeza un momento para lanzar una mirada a su compañero Riko, que bien podía significar no bajes la guardia. En el fondo, dudaba que aquel chico de pelo verde estuviese tan loco como para intentar nada contra dos ninjas de Uzushiogakure —y menos en el propio País de la Espiral—, pero Akame sabía el refrán.
«¿Y si, simplemente, se está burlando de nosotros?». Akame nunca habíia conocido a un shinobi de Kusa, pero supuso que era una posibilidad como cualquier otra. Fiel a su estilo, se acercó al muchacho sin dejar de sonreír ni perder aquel aire tranquilo que le caracterizaba.
—Está bien, está bien —le abordó, como una madre que consuela a su hijo—. No corre tanta prisa saberlo, hombre. Puedo esperar a que te termines el que tienes entre las fauces.
Sin embargo, el Uchiha no terminaba de fiarse de aquel misterioso shinobi. Giró la cabeza un momento para lanzar una mirada a su compañero Riko, que bien podía significar no bajes la guardia. En el fondo, dudaba que aquel chico de pelo verde estuviese tan loco como para intentar nada contra dos ninjas de Uzushiogakure —y menos en el propio País de la Espiral—, pero Akame sabía el refrán.
«Hombre precavido, vale por dos»