Sin quehaceres por cumplir, la pelirroja andaba deambulando por las calles de Amegakure con cierto desdén. Paseaba por éstas, observando un poco cómo todo lo que había a su alrededor iba marchitando, envejeciendo, mejorando, o como mucho modernizandose. La verdad, a cada día veía nuevas caras, y dejaba de ver algunas otras. Era consciente de que el paso de los años había hecho mella en los rostros de sus compañeros de promoción, que el tiempo pasaba y no era en balde. El maldito tiempo pisaba fuerte, muy fuerte.
Bajo la incesante lluvia, iba salvaguardada por un pequeño paraguas de dos tonos repetidos en cuatro divisiones verticales; blanco y rojo, los cuales se sucedían entre ellos mismos. Tomó un pequeño descanso en la panadería, y compró un par de bollos de leche rellenos de cacao. Para cuando regresaba, el primero ya había caído, y el segundo estaba de camino a tomar el mismo destino.
Entre paso y paso, la chica terminó a la altura del torreón de la academia, aquella estructura infernal donde los genin se instruían por medios realmente intensos a soportar cualquier adversidad atmosférica. Obviamente, no era esa su única función, era un auténtico lugar de instrucción general. Allí había aprendido desde taijutsu hasta katon, pasando por la técnica mas básica —Bunshin— la cuál tampoco veía del todo importante, pero en fin; menos da una piedra.
Un grito resaltó entre el constante sonido de la lluvia, reclamando que la pelea se detuviese. Tras ello, las voces se atenuaron significativamente, al menos en lo que respecta al sonido del primer reclamo.
«Chicos peleando... que viejos recuerdos...» Pensó con añoranza, e instintivamente comenzó a andar hacia el lugar. Ando mientras continuaba salvaguardada del agua por su maravilloso paraguas, y no pudo evitar terminar de llevarse el último bollito a la boca. Saboreando el rico manjar, observó que realmente la pelea era de lo mas extraña... ¿Qué tipo de pelea se para siendo que solo hay dos participantes? ¿Donde estaba el arbitro?
«Que raro...»
La chica no pudo evitar una mueca de total incomprensión, aunque ésto fue desde una posición un tanto alejada de ellos. Aún estaba en la penumbra de los árboles, casi saliendo del umbral que éstos provocaban. Fue entonces que terminó de salir, y por simple curiosidad, ojeó ambos lados en busca de un tercer chico.
—Pues... no. Qué raro, me pareció que paraban una pelea... —Pensó en voz alta.
Definitivamente, allí no habían mas que un chico y una chica, el mediador se había ido, o quizás uno de los agresores. Al parecer, se había perdido toda la acción. Allí solo quedaba una parejita intentado aprender a lanzar shurikens a una diana. Ésto quizás no le llamaba tanto la atención a la pelirroja.
Bajo la incesante lluvia, iba salvaguardada por un pequeño paraguas de dos tonos repetidos en cuatro divisiones verticales; blanco y rojo, los cuales se sucedían entre ellos mismos. Tomó un pequeño descanso en la panadería, y compró un par de bollos de leche rellenos de cacao. Para cuando regresaba, el primero ya había caído, y el segundo estaba de camino a tomar el mismo destino.
Entre paso y paso, la chica terminó a la altura del torreón de la academia, aquella estructura infernal donde los genin se instruían por medios realmente intensos a soportar cualquier adversidad atmosférica. Obviamente, no era esa su única función, era un auténtico lugar de instrucción general. Allí había aprendido desde taijutsu hasta katon, pasando por la técnica mas básica —Bunshin— la cuál tampoco veía del todo importante, pero en fin; menos da una piedra.
Un grito resaltó entre el constante sonido de la lluvia, reclamando que la pelea se detuviese. Tras ello, las voces se atenuaron significativamente, al menos en lo que respecta al sonido del primer reclamo.
«Chicos peleando... que viejos recuerdos...» Pensó con añoranza, e instintivamente comenzó a andar hacia el lugar. Ando mientras continuaba salvaguardada del agua por su maravilloso paraguas, y no pudo evitar terminar de llevarse el último bollito a la boca. Saboreando el rico manjar, observó que realmente la pelea era de lo mas extraña... ¿Qué tipo de pelea se para siendo que solo hay dos participantes? ¿Donde estaba el arbitro?
«Que raro...»
La chica no pudo evitar una mueca de total incomprensión, aunque ésto fue desde una posición un tanto alejada de ellos. Aún estaba en la penumbra de los árboles, casi saliendo del umbral que éstos provocaban. Fue entonces que terminó de salir, y por simple curiosidad, ojeó ambos lados en busca de un tercer chico.
—Pues... no. Qué raro, me pareció que paraban una pelea... —Pensó en voz alta.
Definitivamente, allí no habían mas que un chico y una chica, el mediador se había ido, o quizás uno de los agresores. Al parecer, se había perdido toda la acción. Allí solo quedaba una parejita intentado aprender a lanzar shurikens a una diana. Ésto quizás no le llamaba tanto la atención a la pelirroja.
![[Imagen: 2UsPzKd.gif]](http://i.imgur.com/2UsPzKd.gif)