11/02/2017, 07:16
“Que no molesten” dijo cierta rubia antes de refugiarse bajo las cobijas que adornaban su acolchado y de donde no parecía muy dispuesta a salir.
Se había corrido el rumor de que cierto artista sumamente prestigioso había estado buscando alguna fuente de inspiración, alguna que fuese lo suficientemente llamativa para que este hombre decidiera volver a hacer aquello por lo que se convirtió en alguien reconocido y muchos en la vivienda de los Sakamoto estaban desesperados por conseguir llamar la atención de este escultor pero ninguno lo había logrado y Noemi si bien codiciaba ser una de dichas fuentes, rápidamente se resignó al ver que dos de sus hermanas que habían sido aceptadas por su padre también tenían ese interés, lo que significaba que ella corría con absoluta desventaja al ser inferior en prácticamente todo aspecto por lo que no tenía sentido luchar en una batalla que ya estaba perdida.
Por eso la rubia decidió seguir su rutina diaria que constaba de dormir una generosa cantidad de horas en plena tarde, supuestamente se trataba de una siesta de belleza pero nadie con dos dedos de frente se creerá que dormir dieciséis horas diarias realmente sirviese para tal cosa.
De cualquier manera, Noemi estaba ya en el quinto sueño cuando su sirvienta personal, Koko, llegó a la habitación sumamente tranquila y con una mueca de terror tomó por el brazo a la bella durmiente para intentar despertarla a base de sacudidas leves.
—Noemi-sama, le han enviado una carta supuestamente importante. —Decía la pecosa con un tono algo bajo para no alterar a la mayor.
—¿Ah…? ¿Quién la mandó? —Se quejó al rato la kunoichi tras removerse bastante bajo las sábanas pero sin abrir los ojos, estaba demasiado cómoda con la cara pegada a la almohada.
—El sobre dice que es de un tal Nishiijma Satomu. —Respondió la menor demostrando su absoluta ignorancia.
Y a diferencia de Koko, la dormilona al instante reaccionó abalanzándose sobre la criada para arrebatarle la carta y leerla desde ya encima de ella. ¿Por qué allí? ¡Porque no tenía tiempo que perder! ¿Qué? ¿No es obvio?
Así fue como en menos de una hora Noemi se enlistó con ayuda de Koko —Por no decir que esta última se encargó de armarle las valijas—y tras una corta despedida partió con el dinero en mano y el pasaje, aunque lo que no sabía era que no sería la única de su villa en emprender exactamente el mismo viaje hacia Kōtai. Aunque había algo en ese texto que probablemente al toparse con otras personas necesitará de alguna confirmación adicional…
Se había corrido el rumor de que cierto artista sumamente prestigioso había estado buscando alguna fuente de inspiración, alguna que fuese lo suficientemente llamativa para que este hombre decidiera volver a hacer aquello por lo que se convirtió en alguien reconocido y muchos en la vivienda de los Sakamoto estaban desesperados por conseguir llamar la atención de este escultor pero ninguno lo había logrado y Noemi si bien codiciaba ser una de dichas fuentes, rápidamente se resignó al ver que dos de sus hermanas que habían sido aceptadas por su padre también tenían ese interés, lo que significaba que ella corría con absoluta desventaja al ser inferior en prácticamente todo aspecto por lo que no tenía sentido luchar en una batalla que ya estaba perdida.
Por eso la rubia decidió seguir su rutina diaria que constaba de dormir una generosa cantidad de horas en plena tarde, supuestamente se trataba de una siesta de belleza pero nadie con dos dedos de frente se creerá que dormir dieciséis horas diarias realmente sirviese para tal cosa.
De cualquier manera, Noemi estaba ya en el quinto sueño cuando su sirvienta personal, Koko, llegó a la habitación sumamente tranquila y con una mueca de terror tomó por el brazo a la bella durmiente para intentar despertarla a base de sacudidas leves.
—Noemi-sama, le han enviado una carta supuestamente importante. —Decía la pecosa con un tono algo bajo para no alterar a la mayor.
—¿Ah…? ¿Quién la mandó? —Se quejó al rato la kunoichi tras removerse bastante bajo las sábanas pero sin abrir los ojos, estaba demasiado cómoda con la cara pegada a la almohada.
—El sobre dice que es de un tal Nishiijma Satomu. —Respondió la menor demostrando su absoluta ignorancia.
Y a diferencia de Koko, la dormilona al instante reaccionó abalanzándose sobre la criada para arrebatarle la carta y leerla desde ya encima de ella. ¿Por qué allí? ¡Porque no tenía tiempo que perder! ¿Qué? ¿No es obvio?
Así fue como en menos de una hora Noemi se enlistó con ayuda de Koko —Por no decir que esta última se encargó de armarle las valijas—y tras una corta despedida partió con el dinero en mano y el pasaje, aunque lo que no sabía era que no sería la única de su villa en emprender exactamente el mismo viaje hacia Kōtai. Aunque había algo en ese texto que probablemente al toparse con otras personas necesitará de alguna confirmación adicional…