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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#23
El trabajador apoyó el peso del cuerpo en una pierna. Bueno, y en el rastrillo lleno de heces de animal que tenía clavado en la tierra. En eso también.

—Ah, pues la verdad es que creo que sigue aquí en Ushi —dijo, bostezando—. Está en la taberna. Dijo que necesitaba un buen trago antes de seguir el camino. Si os dais prisa puede que lo pilléis todavía dentro. Es aún muy temprano, así que estará casi vacía, no os será difícil reconocer a uno de los vuestros.

Daruu asintió, aunque de alguna forma sentía una mala vibración en todo aquello. Hasta ahora, el destino parecía haberles estado sonriendo mucho. Quizás para compensar lo del shuriken gigante que casi les arranca la cabeza de cuajo. Sí, puede ser. Pero el destino es un cabrón, y en cuanto te das la vuelta te apuñala con la espalda. Algo iba a pasar, estaba seguro.

—¡Muchas gracias, señor! Vamos, Eri, tenemos que darnos prisa. Con suerte podremos contarle lo que hemos visto.

Los muchachos pidieron al granjero la dirección de la taberna, y este le dio las indicaciones. Entre caminos de tierra y granjas con todo tipo de animales y olores de animales, Eri y Daruu llegaron a un establecimiento pequeño, de madera, con las puertas típicas de taberna típica, ya sabéis... De las que se abren hacia adentro y hacia fuera y se quedan unos segundos sin saber qué hacer, si quedarse abiertas o cerradas.

Daruu empujó una de ellas y entró al local.



Es importante que no postees, Eri. No hasta que un invitado especial haga acto de presencia.
[Imagen: K02XwLh.png]

No hay marcas de sangre registradas.
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Mensajes en este tema
RE: Lo que mis ojos no pueden ver - por Amedama Daruu - 11/02/2017, 14:09


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