13/02/2017, 02:40
Aquella mañana no había sido la mejor para la Sakamoto, quien fue ilusionada a hacerle una visita a Haskoz en aquel edificio solo para llevarse una desagradable sorpresa. Una por la cual ahora mismo se encontraba ceñuda y casi gruñendo al chico que ni siquiera sabía ya cómo justificarse y por ello intentaba dejar bien parado al residente de la vivienda a la que la habían mandado en primer lugar.
—¿¡Buen chico dices!? —Exclamó iracunda. —¡Se me tiró encima cuando me vio! —Finalizó con el mismo tono de voz empleado anteriormente.
Había ido con su vestimenta habitual, la cual algunas ancianas no aprobaban pero que a Noemi poco le importaba porque aparte de beneficiarla estéticamente también le resultaba sumamente cómoda, a eso solamente sumó la gabardina impermeable que usualmente utiliza en invierno o en mañanas como aquella que resultaban un tanto frías, además que a juzgar por el cielo podría llover en cualquier momento.
Luego de haberle gritado un poco al peliblanco, la kunoichi se inclinó para apoyarse en la barandilla del barco, depositando su cabeza en una mano y dejando todo su peso ambos brazos y en una pierna puesto que la otra la tenía flexionada para dar suaves golpes al piso.
—Si no querías que te visitara me valía con que me lo dijeras. —Refunfuñó de muy mal humor.
Y no solo lo estaba por la sorpresa de aquella mañana, también se había visto obligada a interrumpir su rutina lo que significa que aún estaba con sueño y se le notaba en los ojos, rojos y con un ligero tinte oscuro alrededor de las cuencas apenas visible. «Voy a tener que dormir unas cuantas horas más esta noche. »Se decía a sí misma sin siquiera mirar al Uchiha que tenía bastante cerca.
—¿¡Buen chico dices!? —Exclamó iracunda. —¡Se me tiró encima cuando me vio! —Finalizó con el mismo tono de voz empleado anteriormente.
Había ido con su vestimenta habitual, la cual algunas ancianas no aprobaban pero que a Noemi poco le importaba porque aparte de beneficiarla estéticamente también le resultaba sumamente cómoda, a eso solamente sumó la gabardina impermeable que usualmente utiliza en invierno o en mañanas como aquella que resultaban un tanto frías, además que a juzgar por el cielo podría llover en cualquier momento.
Luego de haberle gritado un poco al peliblanco, la kunoichi se inclinó para apoyarse en la barandilla del barco, depositando su cabeza en una mano y dejando todo su peso ambos brazos y en una pierna puesto que la otra la tenía flexionada para dar suaves golpes al piso.
—Si no querías que te visitara me valía con que me lo dijeras. —Refunfuñó de muy mal humor.
Y no solo lo estaba por la sorpresa de aquella mañana, también se había visto obligada a interrumpir su rutina lo que significa que aún estaba con sueño y se le notaba en los ojos, rojos y con un ligero tinte oscuro alrededor de las cuencas apenas visible. «Voy a tener que dormir unas cuantas horas más esta noche. »Se decía a sí misma sin siquiera mirar al Uchiha que tenía bastante cerca.