21/02/2017, 21:03
(Última modificación: 29/07/2017, 01:36 por Amedama Daruu.)
Ayame asintió con determinación, pero sólo le faltaba estar sudando y tragar saliva para que fuese evidente que no estaba del todo convencida.
«Así que ella tampoco conoce a nadie de su clan... Me pregunto que clase de habilidades...»
La muchacha cerró los ojos, frunció el ceño y formuló los sellos.
Y el bunshin les sonrió.
—¡No puedo! —gimió Ayame, y se dejó caer en el suelo de culo en una estampa, a decir verdad, bastante cómica.
Daruu, preocupado, se acercó a ella.
—¡Que sí que puedes mujer! —dijo—. Oye, el clan Hozuki. ¿Qué habilidades tiene? ¿Qué sabes... hacer?
«Así que ella tampoco conoce a nadie de su clan... Me pregunto que clase de habilidades...»
La muchacha cerró los ojos, frunció el ceño y formuló los sellos.
Y el bunshin les sonrió.
—¡No puedo! —gimió Ayame, y se dejó caer en el suelo de culo en una estampa, a decir verdad, bastante cómica.
Daruu, preocupado, se acercó a ella.
—¡Que sí que puedes mujer! —dijo—. Oye, el clan Hozuki. ¿Qué habilidades tiene? ¿Qué sabes... hacer?