21/02/2017, 21:18
(Última modificación: 29/07/2017, 01:56 por Amedama Daruu.)
En la barra, el camarero parecía muy ocupado limpiando una jarra de cerveza. El insistente gemido del cristal contra el trapo llenaba el silencio y lo hacía menos silencio. También estaba poniendo muy nervioso a Daruu.
Akame carraspeó y bebió un poco de té, después de haber desorbitado sus ojos hasta un puntito más del infinito. A Daruu no le extrañó en absoluto: aquella historia era un disparate.
El camarero empezó a limpiar la jarra más lentamente, como si hubiera podido leer los pensamientos de Daruu.
—Es muy interesante esto que me cuentas, Daruu-kun. Nunca había oído algo similar... Y es precisamente por eso por lo que creo que deberíamos investigar este asunto. ¿Y si fuera cierto? Un auténtico shinobi de Konoha... O de lo que sea que quede de ella. ¡Sería una historia para la posteridad!
»¿No?
¡No! —exclamó Daruu, sorprendido, casi indignado por el interés de Akame—. Te he dicho que intentó matarnos. Lo que tenemos que hacer es informar a las autoridades de tu aldea, ya que estamos en el País de la Espiral y es su competen...
—Espera un momento, Akame-san —Eri había estado tan en silencio que casi se había olvidado que todavía seguía allí. Por eso, cuando intervino, la dejó hablar. Él estaba poniéndose demasiado nervioso—. No podemos volver por allí, es decir, no solo nos echó... — hizo una pausa. — Sino que nos atacó, ¿crees que podremos volver e investigar? No sé, creo que podría ser mala idea...
El camarero dejó definitivamente de limpiar la jarra y la depositó en la barra con un golpe seco. Empezó a moverse lentamente, pero decididamente.
—Por otro lado, ¿dónde podríamos buscar? ¿En libros? ¿Por el Bosque de la Hoja? Todo lo que sabemos de la aldea es pasado, y todo lo que queda es un cráter custodiado por gente que lleva bandanas de la Hoja y que no dudan en tirar armas a otras personas con tal de echarlas.
»¿Qué podemos hacer?
El camarero cerró la puerta de golpe y ató la cadena al marco. Echó la llave y se dio la vuelta. Daruu dio un respingo, y se giró de golpe para mirarle. Tan de golpe que la silla se balanceó y cayó al suelo. Se dio un buen golpe en la cabeza. Ahora gimoteaba, acariciándose el lugar del impacto.
—Podéis volver a vuestra aldea, los tres. Cada uno a la suya. Sois unos niños, no tenéis ni idea de lo que habláis. —El camarero estalló en una nube de humo, y reveló un hombre alto, rubio, corpulento, con los ojos de color miel. Vestía un uniforme de ninja, y la bandana de Uzushio en la frente—. Si seguís así, vais a reventarme la tapadera.
Akame carraspeó y bebió un poco de té, después de haber desorbitado sus ojos hasta un puntito más del infinito. A Daruu no le extrañó en absoluto: aquella historia era un disparate.
El camarero empezó a limpiar la jarra más lentamente, como si hubiera podido leer los pensamientos de Daruu.
—Es muy interesante esto que me cuentas, Daruu-kun. Nunca había oído algo similar... Y es precisamente por eso por lo que creo que deberíamos investigar este asunto. ¿Y si fuera cierto? Un auténtico shinobi de Konoha... O de lo que sea que quede de ella. ¡Sería una historia para la posteridad!
»¿No?
¡No! —exclamó Daruu, sorprendido, casi indignado por el interés de Akame—. Te he dicho que intentó matarnos. Lo que tenemos que hacer es informar a las autoridades de tu aldea, ya que estamos en el País de la Espiral y es su competen...
—Espera un momento, Akame-san —Eri había estado tan en silencio que casi se había olvidado que todavía seguía allí. Por eso, cuando intervino, la dejó hablar. Él estaba poniéndose demasiado nervioso—. No podemos volver por allí, es decir, no solo nos echó... — hizo una pausa. — Sino que nos atacó, ¿crees que podremos volver e investigar? No sé, creo que podría ser mala idea...
El camarero dejó definitivamente de limpiar la jarra y la depositó en la barra con un golpe seco. Empezó a moverse lentamente, pero decididamente.
—Por otro lado, ¿dónde podríamos buscar? ¿En libros? ¿Por el Bosque de la Hoja? Todo lo que sabemos de la aldea es pasado, y todo lo que queda es un cráter custodiado por gente que lleva bandanas de la Hoja y que no dudan en tirar armas a otras personas con tal de echarlas.
»¿Qué podemos hacer?
El camarero cerró la puerta de golpe y ató la cadena al marco. Echó la llave y se dio la vuelta. Daruu dio un respingo, y se giró de golpe para mirarle. Tan de golpe que la silla se balanceó y cayó al suelo. Se dio un buen golpe en la cabeza. Ahora gimoteaba, acariciándose el lugar del impacto.
—Podéis volver a vuestra aldea, los tres. Cada uno a la suya. Sois unos niños, no tenéis ni idea de lo que habláis. —El camarero estalló en una nube de humo, y reveló un hombre alto, rubio, corpulento, con los ojos de color miel. Vestía un uniforme de ninja, y la bandana de Uzushio en la frente—. Si seguís así, vais a reventarme la tapadera.
![[Imagen: K02XwLh.png]](https://i.imgur.com/K02XwLh.png)