23/02/2017, 22:09
El Uchiha escuchó las réplicas de sus compañeros con admirable estoicismo. Eran la voz de la razón, ni siquiera un loco podría negar eso. ¿Acercarse por terrenos desconocidos mientras criminales de, presumiblemente, habilidad manejando chakra intentaban emboscarles? Parecía poco menos que meterse en la boca del lobo. Pero Akame ya estaba fuera de sí; aquella historieta había dado en su punto débil, y ahora sólo podía pensar en cómo habría sido vivir en la antigua y gloriosa Konohagakure, la Aldea Oculta de la Hoja. Hogar del Clan Uchiha.
Perdido en sus pensamientos, se dedicó a asentir con mirada ausente y una sonrisa bobalicona a lo que decían Eri y Daruu hasta que un golpetazo le devolvió a la realidad.
Sus ojos buscaron, ávidos, el origen de aquel estruendo; y lo encontraron en el severo gesto del mesero. El tipo había cerrado la puerta de la taberna con llave y cadena. «Esto no tiene buena pinta...». Casi de forma instintiva sus ojos se tiñeron de sangre y dos aspas negras aparecieron alrededor de cada pupila. Con aquella mirada que todo lo revelaba, Akame examinó al tabernero de arriba abajo...
... hasta que éste se transformó en un ninja de su propia Aldea.
—Di... Disculpe, shinobi-kun —balbuceó el Uchiha, poniéndose en pie—. Uchiha Akame, a su servicio.
Perdido en sus pensamientos, se dedicó a asentir con mirada ausente y una sonrisa bobalicona a lo que decían Eri y Daruu hasta que un golpetazo le devolvió a la realidad.
Sus ojos buscaron, ávidos, el origen de aquel estruendo; y lo encontraron en el severo gesto del mesero. El tipo había cerrado la puerta de la taberna con llave y cadena. «Esto no tiene buena pinta...». Casi de forma instintiva sus ojos se tiñeron de sangre y dos aspas negras aparecieron alrededor de cada pupila. Con aquella mirada que todo lo revelaba, Akame examinó al tabernero de arriba abajo...
... hasta que éste se transformó en un ninja de su propia Aldea.
—Di... Disculpe, shinobi-kun —balbuceó el Uchiha, poniéndose en pie—. Uchiha Akame, a su servicio.