24/02/2017, 03:47
—¿De nuevo lo de la votación? Va siendo hora de que lo superes.
—Dije cierta cosa de vital importancia para la Villa, no para tu… —ego. Pero, antes de que pudiese terminar la frase, Eri le interrumpió. Quizá fuese lo mejor. Lo mejor para sus maltrechas mejillas…
—¿Votación? —preguntó la pequeña de las kunoichis, con voz inocente. Haskoz la miró, sorprendido, para luego desviar la mirada hacia Noemi. Había entendido por ella que todas las chicas estaban al tanto de la votación ultrasecreta, pero parecía que no era el caso de Eri… A aquellas alturas, tampoco le importaba demasiado.
Pero no parecía ser el caso de Nabi, cuya habitual cara risueña se transformó de pronto en un rictus tenso. Cuando ambas kunoichis se alejaron para darles privacidad, Nabi le cogió del cuello, fuera de sí:
—¿Nos has vendido, traidor? ¡¿Para marcarte un tanto ante Sakamoto?! ¿Cuanto le has contado? ¡¿Cuanto sabe?! ¿¡Se lo va a contar a Eri-chan!? Joder, Haskoz. Nos has jodido pero bien.
La expresión de Haskoz no podía reflejar mayor indignación. ¿Él, un sucio traidor? ¿Y además por algo tan banal como reírle las gracias a una chica? Haskoz soltó una carcajada ácida, por no darle un cabezazo, y le dio un par de golpecitos con la punta del dedo índice en la sien.
—Piensa con esta cabecita tuya antes de decir estupideces, ¿quieres? ¿En qué cojones crees que me ayudaría contarle a Noemi que media Academia suspira por ella? ¿Hmm? Como si no tuviese bastante ego ya... —se quejó, pese a que, en cierto modo, sí lo había hecho—. Claro que no fui yo, joder. Pero sí, lo sabe. Lo sabe todo… o casi todo. Y no solo ella sino la mayoría de chicas. De hecho me sorprende que Eri no sepa nada. Escucha… —Haskoz le tomó por los hombros y le detuvo de seguir dando vueltas en círculos, como un paranoico—. Hay una rata entre nosotros, Nabi. Un sucio y asqueroso traidor. Juramos por la gloria de Uzu no revelar nada de esa votación, y esa promesa no duró ni lo que tarda un Kusareño en perder un combate. ¡Que ya es decir! —exclamó, alzando las cejas. Entonces se inclinó hacia él y bajó la voz—. ¿Y sabes lo que pienso? ¿Más allá de la traición? Pienso que si un shinobi no es capaz ni de mantener en secreto una nimiedad como esta, no se le puede confiar los secretos de una Aldea. Así que es nuestro deber como shinobis ocuparnos de él y enseñarle por las malas lo que es la lealtad… o lo que les pasa a los que carecen de ella.
»Te diré quién fue, e incluso por qué lo hizo, si quieres. Pero antes dime: ¿estás conmigo en esto o no?
—Dije cierta cosa de vital importancia para la Villa, no para tu… —ego. Pero, antes de que pudiese terminar la frase, Eri le interrumpió. Quizá fuese lo mejor. Lo mejor para sus maltrechas mejillas…
—¿Votación? —preguntó la pequeña de las kunoichis, con voz inocente. Haskoz la miró, sorprendido, para luego desviar la mirada hacia Noemi. Había entendido por ella que todas las chicas estaban al tanto de la votación ultrasecreta, pero parecía que no era el caso de Eri… A aquellas alturas, tampoco le importaba demasiado.
Pero no parecía ser el caso de Nabi, cuya habitual cara risueña se transformó de pronto en un rictus tenso. Cuando ambas kunoichis se alejaron para darles privacidad, Nabi le cogió del cuello, fuera de sí:
—¿Nos has vendido, traidor? ¡¿Para marcarte un tanto ante Sakamoto?! ¿Cuanto le has contado? ¡¿Cuanto sabe?! ¿¡Se lo va a contar a Eri-chan!? Joder, Haskoz. Nos has jodido pero bien.
La expresión de Haskoz no podía reflejar mayor indignación. ¿Él, un sucio traidor? ¿Y además por algo tan banal como reírle las gracias a una chica? Haskoz soltó una carcajada ácida, por no darle un cabezazo, y le dio un par de golpecitos con la punta del dedo índice en la sien.
—Piensa con esta cabecita tuya antes de decir estupideces, ¿quieres? ¿En qué cojones crees que me ayudaría contarle a Noemi que media Academia suspira por ella? ¿Hmm? Como si no tuviese bastante ego ya... —se quejó, pese a que, en cierto modo, sí lo había hecho—. Claro que no fui yo, joder. Pero sí, lo sabe. Lo sabe todo… o casi todo. Y no solo ella sino la mayoría de chicas. De hecho me sorprende que Eri no sepa nada. Escucha… —Haskoz le tomó por los hombros y le detuvo de seguir dando vueltas en círculos, como un paranoico—. Hay una rata entre nosotros, Nabi. Un sucio y asqueroso traidor. Juramos por la gloria de Uzu no revelar nada de esa votación, y esa promesa no duró ni lo que tarda un Kusareño en perder un combate. ¡Que ya es decir! —exclamó, alzando las cejas. Entonces se inclinó hacia él y bajó la voz—. ¿Y sabes lo que pienso? ¿Más allá de la traición? Pienso que si un shinobi no es capaz ni de mantener en secreto una nimiedad como esta, no se le puede confiar los secretos de una Aldea. Así que es nuestro deber como shinobis ocuparnos de él y enseñarle por las malas lo que es la lealtad… o lo que les pasa a los que carecen de ella.
»Te diré quién fue, e incluso por qué lo hizo, si quieres. Pero antes dime: ¿estás conmigo en esto o no?
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado