13/06/2015, 18:31
Reiji rechazó el bollito de vainilla porque sus padres no estarían en casa por un tiempo. Daruu, como mensajero de la pastelera, no tenía ningún derecho a quedarse con el restante, así que simplemente negó con la cabeza cuando se lo ofrecieron y se fue, contento con el suyo, a sentarse a una piedra plana cercana para terminar de comérselo.
Ayame volvió a recordar la anécdota de los bollos contaminados. Daruu miró hacia Kori, y estalló en una carcajada. Por un momento le pareció que su profesor le estaba sonriendo. Pero con Kori nunca se sabía. Daruu imaginó que una sonrisa suya debía ser como una pequeña mueca al revés.
Cuando todos se habían terminado el almuerzo, menos Reiji, Kori se adelantó rápidamente y le quitó la bolsa al vampiro, señalando que el almuerzo se había terminado y que ahora empezaba la prueba. Que ya se ganarían el último bollo.
«¡Y una mierda, seguro que se lo come él!» —pensó Daruu, indignado. Era bien conocida la habilidad de su maestro para tragar y tragar bollos de vainilla sin descanso. Daruu no entendía por qué estaba tan delgado, si al menos debía tener un par de estómagos extra reservados para aquellos pasteles.
La prueba consistiría en un escondite. «Un juego de niños, aunque con un jounin experto buscándonos. Ya veo... Esto va a ser difícil.» Más difícil de lo que pensaba. Porque además, tendrían que conservar cada uno un cascabel si querían superar la prueba.
Y sólo habían dos cascabeles.
«Mierda, este tío va en serio, piensa hacer que uno de nosotros vuelva a la academia... No quiero hacerle esto a ninguno de mis compañeros... Sin embargo... Sin embargo...»
«Sólo los que se arriesgan conquistan el cielo... Por ti, papá.»
Daruu salió corriendo tras atisbar el destello de un tercer cascabel, atado a la cintura de Kori. La capa de hielo que se extendía bajo sus pies no era sino un obstáculo más que superar. Su padre siempre le decía que tenía que aspirar a lo más alto. Por eso estaba intentando encontrar la masa de pizza más rica de toda Amegakure...
...¡no, del mundo!...
...por eso no cogió los cascabeles del suelo, que habría sido lo más sencillo, sino que prendió sus pies en llamas con el Kaenka para derretir el hielo a su paso y alcanzar el tercero. Cuando lo cogió salió disparado en dirección al bosque.
Ayame volvió a recordar la anécdota de los bollos contaminados. Daruu miró hacia Kori, y estalló en una carcajada. Por un momento le pareció que su profesor le estaba sonriendo. Pero con Kori nunca se sabía. Daruu imaginó que una sonrisa suya debía ser como una pequeña mueca al revés.
Cuando todos se habían terminado el almuerzo, menos Reiji, Kori se adelantó rápidamente y le quitó la bolsa al vampiro, señalando que el almuerzo se había terminado y que ahora empezaba la prueba. Que ya se ganarían el último bollo.
«¡Y una mierda, seguro que se lo come él!» —pensó Daruu, indignado. Era bien conocida la habilidad de su maestro para tragar y tragar bollos de vainilla sin descanso. Daruu no entendía por qué estaba tan delgado, si al menos debía tener un par de estómagos extra reservados para aquellos pasteles.
La prueba consistiría en un escondite. «Un juego de niños, aunque con un jounin experto buscándonos. Ya veo... Esto va a ser difícil.» Más difícil de lo que pensaba. Porque además, tendrían que conservar cada uno un cascabel si querían superar la prueba.
Y sólo habían dos cascabeles.
«Mierda, este tío va en serio, piensa hacer que uno de nosotros vuelva a la academia... No quiero hacerle esto a ninguno de mis compañeros... Sin embargo... Sin embargo...»
···
«Cuando seas un chunin hecho y derecho, y creas estar preparado para aprender más... Mi nombre es Hachi Ichigo. Búscame.»
«Es un favor que le debo a tu padre. Te enseñaré algo genial.»
···
«Cuando seas un chunin hecho y derecho, y creas estar preparado para aprender más... Mi nombre es Hachi Ichigo. Búscame.»
«Es un favor que le debo a tu padre. Te enseñaré algo genial.»
···
«Sólo los que se arriesgan conquistan el cielo... Por ti, papá.»
Daruu salió corriendo tras atisbar el destello de un tercer cascabel, atado a la cintura de Kori. La capa de hielo que se extendía bajo sus pies no era sino un obstáculo más que superar. Su padre siempre le decía que tenía que aspirar a lo más alto. Por eso estaba intentando encontrar la masa de pizza más rica de toda Amegakure...
...¡no, del mundo!...
...por eso no cogió los cascabeles del suelo, que habría sido lo más sencillo, sino que prendió sus pies en llamas con el Kaenka para derretir el hielo a su paso y alcanzar el tercero. Cuando lo cogió salió disparado en dirección al bosque.