28/02/2017, 23:47
(Última modificación: 29/07/2017, 01:57 por Amedama Daruu.)
El hombre asintió y les señaló las sillas que antes habían ocupado.
—Podéis sentaros, tranquilos —dijo, y él mismo cogió una silla cercana, la depositó tras de sí y tomó asiento.
Daruu volvió a sentarse lentamente, cruzándose de brazos, preguntándose qué hacía allí y deseando estar muchos kilómetros al oeste.
—Hace poco acepté una misión de rango B —explicó—. No habéis sido los únicos que habéis sido atacados por ninjas de Konoha en las inmediaciones del cráter.
»Llevo un tiempo Ushi, recopilando información e inspeccionando los alrededores del cráter de tanto en tanto. Por lo que he descubierto, parece que se trata de una panda de locos de una secta que adora al cráter, descendientes de descendientes de gente de Konoha, o eso repiten ellos en sus mantras. Saben lo suficiente de Genjutsu como para atemorizar a los que se descubren por ahí. Actualmente estoy tratando de encontrar su guarida. No conocemos sus habilidades en combate, por eso digo que podría ser peligroso inmiscuirse.
Se rascó detrás de la cabeza.
—Ya me meto en un buen lío contándoos esto. Se supone que no debía saberlo nadie más, nadie excepto la administración de la aldea, claro. Cuando termine de recopilar información sobre la secta, la llevaré a Uzushio y ellos ya verán qué hacen. Por lo pronto sólo se reúnen en diferentes puntos del bosque a hacer sus cosas. Si nadie les molesta, ellos tampoco molestan. De modo que no es un asunto urgente y debemos tener cuidado.
»Un shinobi de Ame no debería conocer esta información... Amedama Daruu.
De pronto, Daruu se sintió amenazado, aunque el extraño no había elevado el tono en ningún momento.
—Esto... Ya. Pero el caso es que lo sé, porque estoy aquí y me han atacado a mí también. Yo... Yo he venido a hacer lo correcto, shinobi-san —se excusó, al tiempo que se levantaba lentamente de la silla...
—Lo correcto sería que no hubieras estado aquí, tan lejos de tu aldea
—Esto... pero si yo fui quien dijo lo de decírselo a un chunin...
—Los extranjeros sólo complicáis mi trabajo...
—Podéis sentaros, tranquilos —dijo, y él mismo cogió una silla cercana, la depositó tras de sí y tomó asiento.
Daruu volvió a sentarse lentamente, cruzándose de brazos, preguntándose qué hacía allí y deseando estar muchos kilómetros al oeste.
—Hace poco acepté una misión de rango B —explicó—. No habéis sido los únicos que habéis sido atacados por ninjas de Konoha en las inmediaciones del cráter.
»Llevo un tiempo Ushi, recopilando información e inspeccionando los alrededores del cráter de tanto en tanto. Por lo que he descubierto, parece que se trata de una panda de locos de una secta que adora al cráter, descendientes de descendientes de gente de Konoha, o eso repiten ellos en sus mantras. Saben lo suficiente de Genjutsu como para atemorizar a los que se descubren por ahí. Actualmente estoy tratando de encontrar su guarida. No conocemos sus habilidades en combate, por eso digo que podría ser peligroso inmiscuirse.
Se rascó detrás de la cabeza.
—Ya me meto en un buen lío contándoos esto. Se supone que no debía saberlo nadie más, nadie excepto la administración de la aldea, claro. Cuando termine de recopilar información sobre la secta, la llevaré a Uzushio y ellos ya verán qué hacen. Por lo pronto sólo se reúnen en diferentes puntos del bosque a hacer sus cosas. Si nadie les molesta, ellos tampoco molestan. De modo que no es un asunto urgente y debemos tener cuidado.
»Un shinobi de Ame no debería conocer esta información... Amedama Daruu.
De pronto, Daruu se sintió amenazado, aunque el extraño no había elevado el tono en ningún momento.
—Esto... Ya. Pero el caso es que lo sé, porque estoy aquí y me han atacado a mí también. Yo... Yo he venido a hacer lo correcto, shinobi-san —se excusó, al tiempo que se levantaba lentamente de la silla...
—Lo correcto sería que no hubieras estado aquí, tan lejos de tu aldea
—Esto... pero si yo fui quien dijo lo de decírselo a un chunin...
—Los extranjeros sólo complicáis mi trabajo...