4/03/2017, 04:24
Poco después de que ella ingresase al local junto a su querida sirvienta, una parda de empleados del lugar entraron de golpe como una oleada y se encargaron de atender a cada uno de los invitados, al escualo, al Uchiha y a la Sakamoto que inclusive exageraron respecto de las preocupaciones y casi más la envolvieron en vendajes por si las moscas.
De cualquier manera, cada uno de los allí presentes fue guiado a una habitación diferente, cada una con sus respectivos baños e incluso cocinas, algo extraño incluso para la rubia pero no se le ocurrió en ningún instante cuestionar nada de lo allí presente, pues estaba feliz con tal recibimiento pero claro que resultaba extraño proviniendo de un completo desconocido.
Claramente Noemi aprovecharía lo que restaba del día en sus diversas costumbres supuestamente embellecedoras, que claro, en realidad no servían para nada pero ella permanecía convencida de que sí. Y así se consumió el resto del día para luego echarse a dormir en medida de lo posible, hasta pasado el mediodía del día siguiente de no ser porque Ruri insistió con que se levantase a atender el llamado general seguramente dedicado a todos los invitados.
Aunque había llegado con todas sus armas, la rubia decidió bajar sin ninguna encima, ni siquiera llevaba su portaobjetos, tan solo llevaba su bandana y obviamente su atuendo habitual azul. Total, no suponía necesario tener que defenderse de ninguna manera.
Y así fue como la chica bajó completamente sola, pues su sirvienta se había quedado en la habitación cuidando todas las pertenencias de la primera. Para su sorpresa, casi podría afirmar que era la última en llegar a excepción del propio artista que los había llamado en primer lugar.
—Hey, Akame. —Llamó Noemi alzando una mano en señal de saludo mientras se acercaba a él. —Curioso encontrarnos aquí, ¿no? —Agregaría con un tono neutro.
Era al único que realmente reconocía, siendo sinceros, y tampoco estaba del todo cómoda estando completamente sola entre absolutos extraños.
De cualquier manera, cada uno de los allí presentes fue guiado a una habitación diferente, cada una con sus respectivos baños e incluso cocinas, algo extraño incluso para la rubia pero no se le ocurrió en ningún instante cuestionar nada de lo allí presente, pues estaba feliz con tal recibimiento pero claro que resultaba extraño proviniendo de un completo desconocido.
Claramente Noemi aprovecharía lo que restaba del día en sus diversas costumbres supuestamente embellecedoras, que claro, en realidad no servían para nada pero ella permanecía convencida de que sí. Y así se consumió el resto del día para luego echarse a dormir en medida de lo posible, hasta pasado el mediodía del día siguiente de no ser porque Ruri insistió con que se levantase a atender el llamado general seguramente dedicado a todos los invitados.
Aunque había llegado con todas sus armas, la rubia decidió bajar sin ninguna encima, ni siquiera llevaba su portaobjetos, tan solo llevaba su bandana y obviamente su atuendo habitual azul. Total, no suponía necesario tener que defenderse de ninguna manera.
Y así fue como la chica bajó completamente sola, pues su sirvienta se había quedado en la habitación cuidando todas las pertenencias de la primera. Para su sorpresa, casi podría afirmar que era la última en llegar a excepción del propio artista que los había llamado en primer lugar.
—Hey, Akame. —Llamó Noemi alzando una mano en señal de saludo mientras se acercaba a él. —Curioso encontrarnos aquí, ¿no? —Agregaría con un tono neutro.
Era al único que realmente reconocía, siendo sinceros, y tampoco estaba del todo cómoda estando completamente sola entre absolutos extraños.