10/03/2017, 01:12
(Última modificación: 29/07/2017, 01:40 por Amedama Daruu.)
Ya sentados, Daruu tosió e intentó serenarse.
—Oye, ¿qué quería decir tu madre con eso de que si nosotros estábamos...? —preguntó Ayame. Daruu volvió a ponerse rojo como un tomate.
—Ah, ah, ah, esto... esto... ¡Qué tonta! ¿Verdad? Creo que se ha imaginado que tú y yo estamos... ya sabes. Saliendo. Y por eso estamos huyendo de tu padre. Para que no nos vea —explicó, tartamudeando, y desvió la mirada hacia otro punto.
«Aunque no estaría mal...», dijo una voz en su cabeza.
«¿Qué dices, idiota? ¡Es tu vecina! ¡Y tu amiga! No es tu novia.»
«Pero podría... podría serlo. Siempre te ha parecido guapa.»
Ajena al diálogo interior de su hijo, Kiroe se acercó con dos platos, uno con un té con leche y un bollito de vainilla y otro con un chocolate y un taiyaki, con su característica forma de pescado. Daruu lo miró como si ese pez hubiera escupido sobre la tumba de todos sus ancestros.
—A mí no me gusta el taiyaki. Te parecerá estúpido pero te juro que el chocolate que lleva dentro me sabe a pescado sólo por la forma de la masa. Puaj. —Dijo esto sacando la lengua y cerrando los ojos en una mueca muy graciosa.
—¿No te gustan los bollitos de vainilla? A tu hermano le pirran. Desde que yo recuerde, si no veo a tu hermano al menos una vez al día comprando una bolsa de bollitos, es que está de misión o enfermo.
—Oye, ¿qué quería decir tu madre con eso de que si nosotros estábamos...? —preguntó Ayame. Daruu volvió a ponerse rojo como un tomate.
—Ah, ah, ah, esto... esto... ¡Qué tonta! ¿Verdad? Creo que se ha imaginado que tú y yo estamos... ya sabes. Saliendo. Y por eso estamos huyendo de tu padre. Para que no nos vea —explicó, tartamudeando, y desvió la mirada hacia otro punto.
«Aunque no estaría mal...», dijo una voz en su cabeza.
«¿Qué dices, idiota? ¡Es tu vecina! ¡Y tu amiga! No es tu novia.»
«Pero podría... podría serlo. Siempre te ha parecido guapa.»
Ajena al diálogo interior de su hijo, Kiroe se acercó con dos platos, uno con un té con leche y un bollito de vainilla y otro con un chocolate y un taiyaki, con su característica forma de pescado. Daruu lo miró como si ese pez hubiera escupido sobre la tumba de todos sus ancestros.
—A mí no me gusta el taiyaki. Te parecerá estúpido pero te juro que el chocolate que lleva dentro me sabe a pescado sólo por la forma de la masa. Puaj. —Dijo esto sacando la lengua y cerrando los ojos en una mueca muy graciosa.
—¿No te gustan los bollitos de vainilla? A tu hermano le pirran. Desde que yo recuerde, si no veo a tu hermano al menos una vez al día comprando una bolsa de bollitos, es que está de misión o enfermo.