14/06/2015, 21:29
Fue Kori quien finalmente se hizo con el bollito que sobraba, es decir, el mio. Y aunque dijo que se lo daría a quien se lo ganara, sospeche por los gritos de Ayame y la forma en que devoro el suyo propio, que quien se lo merecía no era otro que él mismo. A mi personalmente me importaba bastante poco quien se comiera mi bollito.
Y entonces comenzó lo que todos estábamos esperando. Lo primero que hizo Kori fue lanzar al suelo dos pequeñas esferas tintineantes. Un par de cascabeles. Pero eramos tres. Aquello en si no me gusto un pelo. Y su explicación termino de confirmar mi temor. Nos esconderíamos, de un jonin, y aquel que no tuviese en sus manos un cascabel volvería a la academia. Aquello no era para nada como el examen de gennin, pese a que Kori me había dado la razón. Aquello era una caída segura para uno de nosotros.
Miré a mis dos compañeros. Al parecer ninguno de nosotros tres quería condenar a los otros a volver a la academia. Yo por supuesto menos que ninguno de ellos dos, bastante mala fama tenia ya. No, yo tampoco seria quien dejara caer a mis compañeros. Aquello era como un simulacro de misión. Completabas la misión, o salvabas a tus compañeros? nos estaba preparando para una decisión real. Pero tenia que haber, debía existir una tercera opción.
Pero no fui yo quien la descubrió. Fue Daruu. Sin mediar palabra vi como se intentaba abalanzar corriendo hacia delante, y me di cuenta de por que. Kori llevaba un tercer cascabel atado a la cintura. No podía dejar que Daruu hiciera aquello solo, primero por el hielo que cubría el suelo, aquello no era natural, aquello debía ser una transformación elemental avanzada y entonces ni el fuego la derretiría. Daruu estaría condenado si ponía un pie sobre el hielo.
Cogí un cascabel de los que había en el suelo y dejé el otro para Ayame. Pero a pesar de lo que pudiera parecer no me fui, corrí hacia Daruu y le agarre de la camiseta para frenarlo y llamar su atención. No tenia fuerza para pararlo y en ese momento hubiese deseado tener los músculos de papa, pero me conformaba con que se diera cuenta.
—ei! cógelo y corre —Diría si conseguía llamarle la atención mientras le lanzaba el cascabel a la cara.
Ni un instante tardaría en adoptar la forma de un ave, un cuervo, y abalanzarme a coger yo él cascabel de la cintura. Si tenia posibilidades de cogerlo y escapar sin quedar atrapado en el hielo, ese era yo.
Y entonces comenzó lo que todos estábamos esperando. Lo primero que hizo Kori fue lanzar al suelo dos pequeñas esferas tintineantes. Un par de cascabeles. Pero eramos tres. Aquello en si no me gusto un pelo. Y su explicación termino de confirmar mi temor. Nos esconderíamos, de un jonin, y aquel que no tuviese en sus manos un cascabel volvería a la academia. Aquello no era para nada como el examen de gennin, pese a que Kori me había dado la razón. Aquello era una caída segura para uno de nosotros.
Miré a mis dos compañeros. Al parecer ninguno de nosotros tres quería condenar a los otros a volver a la academia. Yo por supuesto menos que ninguno de ellos dos, bastante mala fama tenia ya. No, yo tampoco seria quien dejara caer a mis compañeros. Aquello era como un simulacro de misión. Completabas la misión, o salvabas a tus compañeros? nos estaba preparando para una decisión real. Pero tenia que haber, debía existir una tercera opción.
Pero no fui yo quien la descubrió. Fue Daruu. Sin mediar palabra vi como se intentaba abalanzar corriendo hacia delante, y me di cuenta de por que. Kori llevaba un tercer cascabel atado a la cintura. No podía dejar que Daruu hiciera aquello solo, primero por el hielo que cubría el suelo, aquello no era natural, aquello debía ser una transformación elemental avanzada y entonces ni el fuego la derretiría. Daruu estaría condenado si ponía un pie sobre el hielo.
Cogí un cascabel de los que había en el suelo y dejé el otro para Ayame. Pero a pesar de lo que pudiera parecer no me fui, corrí hacia Daruu y le agarre de la camiseta para frenarlo y llamar su atención. No tenia fuerza para pararlo y en ese momento hubiese deseado tener los músculos de papa, pero me conformaba con que se diera cuenta.
—ei! cógelo y corre —Diría si conseguía llamarle la atención mientras le lanzaba el cascabel a la cara.
Ni un instante tardaría en adoptar la forma de un ave, un cuervo, y abalanzarme a coger yo él cascabel de la cintura. Si tenia posibilidades de cogerlo y escapar sin quedar atrapado en el hielo, ese era yo.