22/03/2017, 05:33
Podría pensarse que el tiburón simplemente pasaba desapercibido a las interrogantes de los demás invitados, pero resultaba ser todo lo contrario. Por más que sus dientes estuvieran más que centrados en despedazar los trozos de carne que con tanto esmero se habían cocinado para ellos, tenía la oreja bien parada y puesta para oír todo lo que los demás tenían para decir. Su grosera dubitativa sobre la sal, sin embargo, fue resuelta en cuestión de segundos. La mujer asumió con educación el gusto que le resultaba conocer al espécimen azul, y continuó; sin inmutarse en lo absoluto ante su comportamiento.
Lo que le respondió a Akame también fue más de lo mismo. No reveló nada que no supieran ya. Sakamoto Noemi, por otro lado, no había querido preguntar nada. Mujer de tetas enormes, pero sosa como ninguna, eso sí.
Kotetsu, finalmente, habló probablemente por todos y alegó no comprender una mierda de lo que la vieja había dicho. Entonces Kaido dejó de comer, y les miró, a todos, uno por uno. Para cuando Hiroe concluyó su última intervención, el tiburón creyó "conveniente" hablar, de nuevo.
—Pues vaya mierda de vida, ¿no creen?... tanta fama y piedras con humanidad, y al final terminó encerrado una década entera por quién sabe qué razón —comentó, dejando entre palabras gestos exagerados, dejando que sus manos limpiasen por último la comisura de su filosa mandíbula—. mira, yo es que de verdad espero que sus sirvientes le llevasen mujeres a su recámara de cuando en vez, porque sino, júralo que Akame, Kotetsu y yo palmamos en cuanto el tipo vea a Noemi. Después de todo, nada como un par de tetas como para hacerle recuperar su inspiración. Y contra eso no podemos hacer nada, ¿verdad, compañeros?
Kaido, sin embargo, no había terminado. Apenas cogió respiro, continuó:
—Porque de eso se trata, ¿no es así?; de una especie de competencia para ver quién de nosotros cuatro le despierta el morbo artístico al viejo Satomu.
Lo que le respondió a Akame también fue más de lo mismo. No reveló nada que no supieran ya. Sakamoto Noemi, por otro lado, no había querido preguntar nada. Mujer de tetas enormes, pero sosa como ninguna, eso sí.
Kotetsu, finalmente, habló probablemente por todos y alegó no comprender una mierda de lo que la vieja había dicho. Entonces Kaido dejó de comer, y les miró, a todos, uno por uno. Para cuando Hiroe concluyó su última intervención, el tiburón creyó "conveniente" hablar, de nuevo.
—Pues vaya mierda de vida, ¿no creen?... tanta fama y piedras con humanidad, y al final terminó encerrado una década entera por quién sabe qué razón —comentó, dejando entre palabras gestos exagerados, dejando que sus manos limpiasen por último la comisura de su filosa mandíbula—. mira, yo es que de verdad espero que sus sirvientes le llevasen mujeres a su recámara de cuando en vez, porque sino, júralo que Akame, Kotetsu y yo palmamos en cuanto el tipo vea a Noemi. Después de todo, nada como un par de tetas como para hacerle recuperar su inspiración. Y contra eso no podemos hacer nada, ¿verdad, compañeros?
Kaido, sin embargo, no había terminado. Apenas cogió respiro, continuó:
—Porque de eso se trata, ¿no es así?; de una especie de competencia para ver quién de nosotros cuatro le despierta el morbo artístico al viejo Satomu.