24/03/2017, 10:59
—Hey… Te quedó hermosa.
La joven kunoichi se sonrojó ante el halago de la rubia que tomó la flor con tanta delicadeza que Eri notó por primera vez en mucho tiempo que alguien apreciaba lo que hacía, por muy pequeño que fuese. Notó como los ojos verdosos de Noemi se volvían a posar en ella después de haber contemplado la flor de cristal para devolverle la sonrisa.
—Estas cosas molan, a mí solo me enseñan a dar katanazos, imagina lo aburrido que es eso. Tú al menos puedes hacer cosas monas de la nada.
— ¡Dar katanazos al menos es útil! — Corrió a responder la menor. — Es decir, imagínate que estamos luchando tú y yo. — Explicó primero para que la Sakamoto no pensase cosas extrañas. — Tu podrás luchar con tus katanas y yo... Yo te podría tirar flores de cristal a la cabeza. — Su tono era entre cómico y triste, cómico porque si te lo imaginabas era una gran escena de película de comedia y triste porque en parte era verdad. — Espero que mi hermano pueda enseñarme pronto más cosas...
Miró de reojo al mar, mientras que en su cabeza se materializaba la cara despreocupada de Ryu diciéndola que no se preocupara, que las cosas llegaban cuando tenían que llegar, luego suspiró.
— ¿A ti quién te entrena? ¿Algún día podría entrenar contigo? — Recordó con cierto mimo cuando Nabi se ofreció a ayudarla con la kodachi, pero Noemi tenía más práctica seguramente.
La joven kunoichi se sonrojó ante el halago de la rubia que tomó la flor con tanta delicadeza que Eri notó por primera vez en mucho tiempo que alguien apreciaba lo que hacía, por muy pequeño que fuese. Notó como los ojos verdosos de Noemi se volvían a posar en ella después de haber contemplado la flor de cristal para devolverle la sonrisa.
—Estas cosas molan, a mí solo me enseñan a dar katanazos, imagina lo aburrido que es eso. Tú al menos puedes hacer cosas monas de la nada.
— ¡Dar katanazos al menos es útil! — Corrió a responder la menor. — Es decir, imagínate que estamos luchando tú y yo. — Explicó primero para que la Sakamoto no pensase cosas extrañas. — Tu podrás luchar con tus katanas y yo... Yo te podría tirar flores de cristal a la cabeza. — Su tono era entre cómico y triste, cómico porque si te lo imaginabas era una gran escena de película de comedia y triste porque en parte era verdad. — Espero que mi hermano pueda enseñarme pronto más cosas...
Miró de reojo al mar, mientras que en su cabeza se materializaba la cara despreocupada de Ryu diciéndola que no se preocupara, que las cosas llegaban cuando tenían que llegar, luego suspiró.
— ¿A ti quién te entrena? ¿Algún día podría entrenar contigo? — Recordó con cierto mimo cuando Nabi se ofreció a ayudarla con la kodachi, pero Noemi tenía más práctica seguramente.