17/04/2017, 18:03
Los chillidos de los jóvenes ninjas resonaban junto a los truenos que la tormenta dejaba a su paso, y Eri no podía hacer otra cosa que retorcerse los dedos de su mano derecha y morderse el labio con fuerza. Parecía tarde para reaccionar, muy tarde, demasiado tarde, hasta que el agua actuó por su parte haciendo que tras una gran ola la embarcación fantasma que parecía que solo tenía a ellos como tripulantes pasase por encima de la roca.
—Fiuuu… ¡Parece que Izanami está de nuestro lado!
El nudo en la garganta que tenía no dejaba a la joven articular palabra, sentía que el miedo recorría todo su cuerpo e inundaba su cabeza como el agua parecía querer hacer con el barco, sin embargo; no todo estaba de su lado por mucho que Izanami lo estuviese...
«MIERDA, MIERDA, MIERDA, MIERDA»
Todo era un caos frente a ellos, y sin saber si el barco finalmente había sido estropeado y reducido a pequeñas astillas, la joven cayó por la borda sin si quiera tener tiempo a reaccionar para mantenerse a pie en el agua, zambulléndose en el mar unos pocos metros. El agua la arrastraba de un lado para otro y ella solo luchaba por salir a flote.
Una vez salió lo único que alcanzó a hacer es tomar bocanadas de aire por si acaso las aguas volvían a tragársela, y la sensación de miedo no ayudaba para que se tranquilizase. Volvió a hundirse pero aquella vez salió antes.
«Tengo... Que salir... Del agua...»
—Fiuuu… ¡Parece que Izanami está de nuestro lado!
El nudo en la garganta que tenía no dejaba a la joven articular palabra, sentía que el miedo recorría todo su cuerpo e inundaba su cabeza como el agua parecía querer hacer con el barco, sin embargo; no todo estaba de su lado por mucho que Izanami lo estuviese...
¡CRAAAAAAAAAAACK!
«MIERDA, MIERDA, MIERDA, MIERDA»
Todo era un caos frente a ellos, y sin saber si el barco finalmente había sido estropeado y reducido a pequeñas astillas, la joven cayó por la borda sin si quiera tener tiempo a reaccionar para mantenerse a pie en el agua, zambulléndose en el mar unos pocos metros. El agua la arrastraba de un lado para otro y ella solo luchaba por salir a flote.
Una vez salió lo único que alcanzó a hacer es tomar bocanadas de aire por si acaso las aguas volvían a tragársela, y la sensación de miedo no ayudaba para que se tranquilizase. Volvió a hundirse pero aquella vez salió antes.
«Tengo... Que salir... Del agua...»