17/04/2017, 21:39
Para cuando la de cabellera azabache quiso entrar en razón, una alarma mas que reconocida por los allí presentes hizo alarde de potencia, dejando medio sordos a los chicos. Si, se trataba de la sirena que anunciaba el inicio de las clases, y como un resorte la estudiante tomó las armas que aún quedaban en el suelo y salió corriendo como alma que lleva el diablo. En el mismo camino, y realmente de improvisto, la chica lanzó una despedida y dio a conocer su placer de haberlos conocido, así como agradeció la ayuda por los consejos. Todo muy rápido.
La pelirroja no pudo evitar una carcajada, y terminó por alzar la mano diestra, la cual movió de un lado a otro unas cuantas veces, despidiendose de la pequeña. —¡Adioooós! ¡Encantada de conocerte, pequeña!
Sin quererlo, soltó un adjetivo que realmente no concordaba del todo con lo que debía haber sido. Tampoco aparentaban tanta diferencia de edad como para que la considerase una mocosa, al menos eso aparentaba. Si bien se viese desde un punto de vista subjetivo, ciertamente no era para menos ese sobrenombre para Ayame.
Mogura, al igual que la pelirroja, también se despidió de la chica. Al desaparecer la estudiante de la escena, quedaron el chico y Aiko. Éste no dudó un solo segundo, y comenzó a hablar, llamando la atención de la kunoichi. Sin mas, disparó. Lanzó la pregunta que rondaba su cabeza, la cuál inquiría saber qué haría ahora la pelirroja. Ésta llevó su mirada a Mogura, y se encogió de hombros. Su gesto lo decía todo, acompañado de una mueca.
—Puessss.... ni idea. —Respondió la chica, que tras ello volvió a su compostura anterior. —Quizás vaya a jugar un rato a los dardos, o... no sé, la verdad es que andaba un tanto aburrida, y eso mismo me trajo aquí... jajaja.
La pelirroja no pudo evitar una carcajada, y terminó por alzar la mano diestra, la cual movió de un lado a otro unas cuantas veces, despidiendose de la pequeña. —¡Adioooós! ¡Encantada de conocerte, pequeña!
Sin quererlo, soltó un adjetivo que realmente no concordaba del todo con lo que debía haber sido. Tampoco aparentaban tanta diferencia de edad como para que la considerase una mocosa, al menos eso aparentaba. Si bien se viese desde un punto de vista subjetivo, ciertamente no era para menos ese sobrenombre para Ayame.
Mogura, al igual que la pelirroja, también se despidió de la chica. Al desaparecer la estudiante de la escena, quedaron el chico y Aiko. Éste no dudó un solo segundo, y comenzó a hablar, llamando la atención de la kunoichi. Sin mas, disparó. Lanzó la pregunta que rondaba su cabeza, la cuál inquiría saber qué haría ahora la pelirroja. Ésta llevó su mirada a Mogura, y se encogió de hombros. Su gesto lo decía todo, acompañado de una mueca.
—Puessss.... ni idea. —Respondió la chica, que tras ello volvió a su compostura anterior. —Quizás vaya a jugar un rato a los dardos, o... no sé, la verdad es que andaba un tanto aburrida, y eso mismo me trajo aquí... jajaja.