18/04/2017, 13:35
En mi mente pasaban planes a una velocidad de vertigo para mi y ninguno tenía sentido ni era minimamente posible. Estaban en medio de la nada maritima, con una tormenta a un lado y una piedra al otro, si chocaban, jodidos iba a ser un eufemismo bastante amable.
Pensé que si entre todos nos manteniamos unidos podía no ser tan catastrofico, pero la única que se movió fue Sakamoto y para irse con su amado Haskoz, dejando a Eri petrificada en plena proa del barco.
La roca estaba casi encima nuestro y todos simplemente observaban el desastre por venir, salté hacia Eri, corrí hacia ella intentando alcanzarla antes de que ocurriera algo, fuere lo que fuere.
De repente, el barco se elevó llevado por una ola fortuita, evitando la roca, aunque fuera momentaneamente. Intenté alcanzar a la kunoichi alargando el brazo pero la roca no se dio por desaparecida del todo y frenó en seco la embarcación, la inercia hizo el resto. Por lo menos Eri y yo salimos volando hacia el agua, los otros dos a saber.
Apenas habíamos aprendido a andar sobre agua llana y calmada y ahora estabamos en medio de una tormenta en pleno mar, así que dudo mucho que ninguno de los cuatro que estabamos allí consiguieramos ponernos en pie. Nos quedaba el metodo no ninja de nadar a la vieja usanza.
Intenté mantenerme a flote a base de brazadas y pataleos, lo siguiente sería buscar alguna superfície en la que apoyarme y despues buscar a mis compañeros. Con la fuerza de las olas y su inestabilidad, además de la lluvia y los rayos, no sabía cuanto tardaría si es que lo conseguía. Pero hasta que no pudiera mover ni el dedo meñique, seguiría resistiendome al mar.
Pensé que si entre todos nos manteniamos unidos podía no ser tan catastrofico, pero la única que se movió fue Sakamoto y para irse con su amado Haskoz, dejando a Eri petrificada en plena proa del barco.
La roca estaba casi encima nuestro y todos simplemente observaban el desastre por venir, salté hacia Eri, corrí hacia ella intentando alcanzarla antes de que ocurriera algo, fuere lo que fuere.
De repente, el barco se elevó llevado por una ola fortuita, evitando la roca, aunque fuera momentaneamente. Intenté alcanzar a la kunoichi alargando el brazo pero la roca no se dio por desaparecida del todo y frenó en seco la embarcación, la inercia hizo el resto. Por lo menos Eri y yo salimos volando hacia el agua, los otros dos a saber.
Apenas habíamos aprendido a andar sobre agua llana y calmada y ahora estabamos en medio de una tormenta en pleno mar, así que dudo mucho que ninguno de los cuatro que estabamos allí consiguieramos ponernos en pie. Nos quedaba el metodo no ninja de nadar a la vieja usanza.
Intenté mantenerme a flote a base de brazadas y pataleos, lo siguiente sería buscar alguna superfície en la que apoyarme y despues buscar a mis compañeros. Con la fuerza de las olas y su inestabilidad, además de la lluvia y los rayos, no sabía cuanto tardaría si es que lo conseguía. Pero hasta que no pudiera mover ni el dedo meñique, seguiría resistiendome al mar.
—Nabi—