19/04/2017, 04:09
Kaido vio al peliblanco despedirse, y alzó una mano con desgana; ondéandola de lado a lado. Luego dejó que el brazo cayera como un plomo sobre la mesa y suspiró, agobiado, por el inmenso esfuerzo que le supuso hacer tan sutil movimiento.
—Yo me quedo un rato aquí, a ver si hago la digestión. Me es físicamente imposible moverme después de semejante banquete. Así que... —Le tiró un guiño a todos, y a Noemi: un fatídico beso afilado, sacando a relucir inmediatamente después su brillosa dentadura—. —buenas noches, muñeca.
—Yo me quedo un rato aquí, a ver si hago la digestión. Me es físicamente imposible moverme después de semejante banquete. Así que... —Le tiró un guiño a todos, y a Noemi: un fatídico beso afilado, sacando a relucir inmediatamente después su brillosa dentadura—. —buenas noches, muñeca.