19/04/2017, 20:44
El Uchiha asintió ante las palabras de su compañera. Sí, de acuerdo a la imagen mental en la que se estaba concentrando aquel momento —aquel fragmento del mapa de Oonindo que había memorizado con esfuerzo—, ese sería el camino más indicado. Y, tal y como decía Eri, si tenían suerte serían capaces de interceptar a Daruu en el Valle del Fin. Tal vez incluso pudieran alcanzarle antes de que llegase a Amegakure contando que unos ninjas del Remolino habían intentado asesinarle y todo saltase por los aires.
Tragó saliva. Aquella posibilidad no era alentadora en absoluto.
—Estoy de acuerdo, el Valle del Fin parece el lugar de paso obligado para llegar rápidamente al País de la Tormenta. Quizás, si nos damos prisa, podamos llegar hasta allí antes que él.
A priori podría parecer una idea descabellada; había casi un día de viaje menos de Ushi al Valle del Fin que desde Uzushio. Pero Daruu estaba huyendo, probablemente desorientado y desprovisto de equipaje. Tendría que parar. Tendría que descansar. Si ellos minimizaban sus propios descansos en el camino, tal vez...
—¿Al Valle del Fin, entonces? —preguntó el Uchiha, escudriñando el rostro jovial de su compañera—. Es un lugar cargado de historias, idóneo para este encuentro, sin duda... —agregó Akame, riendo.
—Pero me temo que si queremos llegar antes que él, tendremos que darnos la caminata de nuestras vidas. Estamos considerablemente más lejos.
Tragó saliva. Aquella posibilidad no era alentadora en absoluto.
—Estoy de acuerdo, el Valle del Fin parece el lugar de paso obligado para llegar rápidamente al País de la Tormenta. Quizás, si nos damos prisa, podamos llegar hasta allí antes que él.
A priori podría parecer una idea descabellada; había casi un día de viaje menos de Ushi al Valle del Fin que desde Uzushio. Pero Daruu estaba huyendo, probablemente desorientado y desprovisto de equipaje. Tendría que parar. Tendría que descansar. Si ellos minimizaban sus propios descansos en el camino, tal vez...
—¿Al Valle del Fin, entonces? —preguntó el Uchiha, escudriñando el rostro jovial de su compañera—. Es un lugar cargado de historias, idóneo para este encuentro, sin duda... —agregó Akame, riendo.
—Pero me temo que si queremos llegar antes que él, tendremos que darnos la caminata de nuestras vidas. Estamos considerablemente más lejos.