21/04/2017, 21:16
Empezaron a sudarle las manos. Siempre le pasaba cuando se ponía nervioso, incluso aunque sólo fuese un poquito. Podía mantenerse aceptablemente sereno y su sonrisa le servía de paragolpes, pero cualquiera que conociese de verdad a Uchiha Akame sabía que aquel detalle delataba cuándo estaba incómodo. Por suerte, sólo existía una persona en todo Oonindo que pudiera cumplir ese requisito.
Akame la apartó de su mente, como si temiese que Eri fuese capaz de leérsela. No había que ser un experto en técnicas de interrogación para darse cuenta de que la kunoichi no terminaba de creerse todo aquello. Sin embargo, Akame guardaba una pequeña esperanza de que ella se acogiese a su lado más amable y simplemente lo dejara correr.
Ocurrió, aunque sólo a medias.
—En eso tienes razón —concedió el muchacho, tratando de aparentar normalidad—. El linaje Uchiha se remonta hasta antes de la fundación de las grandes Aldeas, pues proviene directamente de Rikudo Sennin, el Sabio de los Seis Caminos. Conoces esa historia, ¿verdad?
El la conocía, vaya que sí. La había leído tantas veces en la soledad de su habitación subterránea, a la tenue luz de una lámpara, que podía recitarla de cabo a rabo sin equivocarse ni en una sola coma.
—De todos modos, todo lo que tenga que ver con los Uchiha pasó hace mucho tiempo. Ahora sólo quedamos unos pocos, muy pocos, y la mayoría ni siquiera saben de su ascendencia —midió cuidadosamente las palabras—. De hecho, por eso estaba en Ushi aquel día. En mi tiempo libre me dedico a buscar cualquier cosa que tenga que ver con el clan. Documentos, libros de familia, anécdotas... Mis pesquisas me llevaron hasta Ushi, pero me topé con la tozudez de un labriego con la cabeza más dura que una piedra. Luego todo se fue al diablo... Quizá intente recuperar esa pista cuando volvamos a Uzushio.
Akame la apartó de su mente, como si temiese que Eri fuese capaz de leérsela. No había que ser un experto en técnicas de interrogación para darse cuenta de que la kunoichi no terminaba de creerse todo aquello. Sin embargo, Akame guardaba una pequeña esperanza de que ella se acogiese a su lado más amable y simplemente lo dejara correr.
Ocurrió, aunque sólo a medias.
—En eso tienes razón —concedió el muchacho, tratando de aparentar normalidad—. El linaje Uchiha se remonta hasta antes de la fundación de las grandes Aldeas, pues proviene directamente de Rikudo Sennin, el Sabio de los Seis Caminos. Conoces esa historia, ¿verdad?
El la conocía, vaya que sí. La había leído tantas veces en la soledad de su habitación subterránea, a la tenue luz de una lámpara, que podía recitarla de cabo a rabo sin equivocarse ni en una sola coma.
—De todos modos, todo lo que tenga que ver con los Uchiha pasó hace mucho tiempo. Ahora sólo quedamos unos pocos, muy pocos, y la mayoría ni siquiera saben de su ascendencia —midió cuidadosamente las palabras—. De hecho, por eso estaba en Ushi aquel día. En mi tiempo libre me dedico a buscar cualquier cosa que tenga que ver con el clan. Documentos, libros de familia, anécdotas... Mis pesquisas me llevaron hasta Ushi, pero me topé con la tozudez de un labriego con la cabeza más dura que una piedra. Luego todo se fue al diablo... Quizá intente recuperar esa pista cuando volvamos a Uzushio.