21/04/2017, 21:34
— Parece que tendré que llevarte conmigo y buscar a tu dueño.
La diosa encarnada en kunoichi se dispuso a coger el peluche y mis testiculos se me subieron al cuello y despues chocaron contra el suelo del impulso. Mierda, mierda, mierda, piensa, piensa, piensa. Pensar nunca ha sido facil para mi, idear más o menos, pero pensar pensar, especular tambien bien, pero pensar pensar. Y con Eri-sama por en medio, la cosa no prometía dar de sí.
En el momento critico en el que ya estaba justo al lado del peluche, el oso levantó el brazo, que en verdad fui yo, perdiendo la última neurona activa. Ésta se fue al paro que era mejor que seguir en una empresa que no valoraba sus esfuerzos.
— Ehhh... Hola, forastera. ¿Cómo tú por aquí? Yo ya me iba de aqui.
La voz sonaba a dibujo animado que siempre está alegre sin motivo aparente, entonces el peluche empezó a andar de espaldas, pero pronto se daría cuenta que no podía huir andando hacia atras porque o se mataba o mataba a otra gente, así que se paró habiendo dado medio paso solamente.
— Digo, yo me quedo aquí, tú puedes seguir andando. Tienes mi osobendicion. Osencion que la llamo yo.
Le hacía señales con el brazo del oso de que continuara transitando a ver si se olvidaba de un oso parlante.
La diosa encarnada en kunoichi se dispuso a coger el peluche y mis testiculos se me subieron al cuello y despues chocaron contra el suelo del impulso. Mierda, mierda, mierda, piensa, piensa, piensa. Pensar nunca ha sido facil para mi, idear más o menos, pero pensar pensar, especular tambien bien, pero pensar pensar. Y con Eri-sama por en medio, la cosa no prometía dar de sí.
En el momento critico en el que ya estaba justo al lado del peluche, el oso levantó el brazo, que en verdad fui yo, perdiendo la última neurona activa. Ésta se fue al paro que era mejor que seguir en una empresa que no valoraba sus esfuerzos.
— Ehhh... Hola, forastera. ¿Cómo tú por aquí? Yo ya me iba de aqui.
La voz sonaba a dibujo animado que siempre está alegre sin motivo aparente, entonces el peluche empezó a andar de espaldas, pero pronto se daría cuenta que no podía huir andando hacia atras porque o se mataba o mataba a otra gente, así que se paró habiendo dado medio paso solamente.
— Digo, yo me quedo aquí, tú puedes seguir andando. Tienes mi osobendicion. Osencion que la llamo yo.
Le hacía señales con el brazo del oso de que continuara transitando a ver si se olvidaba de un oso parlante.
—Nabi—