22/04/2017, 13:14
— ¿Nabi-san? — Preguntó levantando la cabeza entre los brazos de aquel oso. — ¿Eres tú?
A la mierda, ¿cómo me habra reconocido? Lo importante es seguir con la mentira hasta el final, eso la hace más verosimil.
— ¿Nabi-san? No, no. Yo me llamo... eh... am... Eham-san. Sí, sí, Eham-chan para ti si quieres.
Levantó el brazo del oso del golpe, pillandome de lleno. Volví a esconderme pero ya sabía que era demasiado tarde para todo.
— ¿Qué haces con un oso de peluche tan sumamente grande?
Lo minimo sería salir a la luz con gracia, que es lo último que se pierde.
— ¡¿Cómo?! Soy yo al que deberias preguntar qué hago con un shinobi tan sumamente atractivo.
Entonces ya salí a escena, apareciendo por un lado del peluche y agarrandolo para que no se cayera y aplastara a tres familias inocentes.
— Buenas noches, Eri-chan. He ganado el peluche gracias a mis dotes shinobi, yo no puedo mantenerlo, ya sabes, darle de comer, sacarlo a pasear... Así que si lo quieres, es todo tuyo.
Ahí, todo del tirón y sin mirar a un sitio definido, como todo un hombre. Estaba acalorado como si fuera verano en el desierto del pais del viento y si hacía contacto visual con Eri igual el desierto se secaba, más.
A la mierda, ¿cómo me habra reconocido? Lo importante es seguir con la mentira hasta el final, eso la hace más verosimil.
— ¿Nabi-san? No, no. Yo me llamo... eh... am... Eham-san. Sí, sí, Eham-chan para ti si quieres.
Levantó el brazo del oso del golpe, pillandome de lleno. Volví a esconderme pero ya sabía que era demasiado tarde para todo.
— ¿Qué haces con un oso de peluche tan sumamente grande?
Lo minimo sería salir a la luz con gracia, que es lo último que se pierde.
— ¡¿Cómo?! Soy yo al que deberias preguntar qué hago con un shinobi tan sumamente atractivo.
Entonces ya salí a escena, apareciendo por un lado del peluche y agarrandolo para que no se cayera y aplastara a tres familias inocentes.
— Buenas noches, Eri-chan. He ganado el peluche gracias a mis dotes shinobi, yo no puedo mantenerlo, ya sabes, darle de comer, sacarlo a pasear... Así que si lo quieres, es todo tuyo.
Ahí, todo del tirón y sin mirar a un sitio definido, como todo un hombre. Estaba acalorado como si fuera verano en el desierto del pais del viento y si hacía contacto visual con Eri igual el desierto se secaba, más.
—Nabi—