24/04/2017, 16:52
Mogura se quedó un poco atascado, procesando qué había dicho quizás, o a saber. Para cuando volvió a ser persona, dejando de ser una estatua, confirmó que se le habían mezclado las palabras. Al parecer, no es que no hiciese caso a la pelirroja en absoluto, si no que se había equivocado. Quizás la presencia de la chica le sacaba un poco los nervios a flor de piel. Por otro lado, tampoco había sido su intención... ¿Debía aflojar? Bueno, eso era difícil, ¿qué mas hacer si hasta le había pedido que la tutease?
Entrando en razón, el genin aceptó tratar a la kunoichi por su nombre, aunque no terminaba de quitarse las formalidades de su forma de ser. Increíble, le habían inculcado modales a base de bien. Pero bueno, ya había hecho un buen progreso si al menos le había sacado la costumbre de que la nombrase por su apellido.
—Si, la verdad es que prefiero eso, que me llamen por mi apellido me sabe mal...
Antes de que ambos tomasen rienda a sendos caminos, Mogura inquirió saber dónde podía encotrarla, puesto que realmente ésta era la primera vez que la veía, y no sabía nada de ella. En un principio, la chica pensó en dar su dirección, pero... dar a alguien su dirección era quizás una mala idea, ¿no? ¿Qué opinaría esa persona si después de varias decenas de años ella seguía con la misma apariencia y salud? Quizás era un grave error...
Buscó rápidamente por su mente, un lugar que frecuentase ciertos días, o un sitio donde con facilidad pudiesen verla.
—Ummm... pues, puedes encontrarme seguro casi todos los fines de semana en un karaoke que se llama "el panda de neón", está cerca del centro de Amegakure, suelo estar allí al caer la tarde. Allí es donde también juego a los dardos, si algún día vas por allí, seguro nos encontramos.
Entrando en razón, el genin aceptó tratar a la kunoichi por su nombre, aunque no terminaba de quitarse las formalidades de su forma de ser. Increíble, le habían inculcado modales a base de bien. Pero bueno, ya había hecho un buen progreso si al menos le había sacado la costumbre de que la nombrase por su apellido.
—Si, la verdad es que prefiero eso, que me llamen por mi apellido me sabe mal...
Antes de que ambos tomasen rienda a sendos caminos, Mogura inquirió saber dónde podía encotrarla, puesto que realmente ésta era la primera vez que la veía, y no sabía nada de ella. En un principio, la chica pensó en dar su dirección, pero... dar a alguien su dirección era quizás una mala idea, ¿no? ¿Qué opinaría esa persona si después de varias decenas de años ella seguía con la misma apariencia y salud? Quizás era un grave error...
Buscó rápidamente por su mente, un lugar que frecuentase ciertos días, o un sitio donde con facilidad pudiesen verla.
—Ummm... pues, puedes encontrarme seguro casi todos los fines de semana en un karaoke que se llama "el panda de neón", está cerca del centro de Amegakure, suelo estar allí al caer la tarde. Allí es donde también juego a los dardos, si algún día vas por allí, seguro nos encontramos.