24/04/2017, 17:25
En respuesta a su comentario, la fémina de cabello ígneo diría que prefería su nombre a su apellido. Curioso, pero posible. En su experiencia administrando ocasionalmente el negocio de su abuelo se solía encontrar con gente que prefería sellar negocios con un nombre o con otro dependiendo sus gustos e historias, a fin de cuentas Aiko era una persona. Inmortal, pero persona a fin de cuentas.
El panda de neón era el lugar que la muchacha había citado como su base de operaciones, en aquel lugar iba a cruzarla tarde o temprano. Si deseaba volverla a ver tendría que empezar yendo a ese lugar. El centro de Amegakure era un lugar muy transitado y la hora en la que la mujer se metía en esa zona parecía ser una de las más concurridas. ¿Tendría éxito en volver a dar con ella?
El panda de neón, trataré de no olvidarlo.
Tras decir aquello, llevó una de sus manos, la que no estaba sosteniendo su paraguas, hasta su cabello y con un rápido gesto trato de arreglarlo. Dato curioso, su peinado estaba exactamente como cuando se lo había arreglado en la mañana, no había nada que arreglar realmente.
Aiko-san, no deseo demorarte mucho más. Si me disculpas, me retiro a mi lugar de trabajo para continuar con mi proyecto. Ha sido un gusto.
Nuevamente se despediría de la mujer y acompañaría sus palabras con una reverencia ¿Cuantas veces se había inclinado ya en ese día? Puede que ya las suficientes, y aún faltaba para que el día terminara. Si no había nada que lo limitara para cumplir su cometido esa vez, comenzaría a caminar en dirección a su hogar.
El panda de neón era el lugar que la muchacha había citado como su base de operaciones, en aquel lugar iba a cruzarla tarde o temprano. Si deseaba volverla a ver tendría que empezar yendo a ese lugar. El centro de Amegakure era un lugar muy transitado y la hora en la que la mujer se metía en esa zona parecía ser una de las más concurridas. ¿Tendría éxito en volver a dar con ella?
El panda de neón, trataré de no olvidarlo.
Tras decir aquello, llevó una de sus manos, la que no estaba sosteniendo su paraguas, hasta su cabello y con un rápido gesto trato de arreglarlo. Dato curioso, su peinado estaba exactamente como cuando se lo había arreglado en la mañana, no había nada que arreglar realmente.
Aiko-san, no deseo demorarte mucho más. Si me disculpas, me retiro a mi lugar de trabajo para continuar con mi proyecto. Ha sido un gusto.
Nuevamente se despediría de la mujer y acompañaría sus palabras con una reverencia ¿Cuantas veces se había inclinado ya en ese día? Puede que ya las suficientes, y aún faltaba para que el día terminara. Si no había nada que lo limitara para cumplir su cometido esa vez, comenzaría a caminar en dirección a su hogar.
Hablo - Pienso