26/04/2017, 20:59
Los jóvenes comieron en silencio durante el rato que les llevó terminar con el estofado. Akame devoraba trozos de carne, verdura y varios fideos sin siquiera reparar en los restos que quedaban alrededor de sus labios, e intercalaba pequeños sorbos de té para no atragantarse. No se había dado cuenta de lo hambriento que estaba hasta probar el primer bocado, y a partir de ahí...
Un rato después, el Uchiha descansaba, reposado, sobre el respaldo de su asiento. Se había limpiado con una servilleta que les había traído el mesero, y ahora terminaba su té con una expresión sumamente placentera. El borracho hacía rato que había caído dormido, ebrio de sake, sobre la mesa que tenía delante. Probablemente no volviese a molestar durante el resto de la noche, hasta que Pangoro tuviera que sacarlo —quizás, a golpes— del comedor.
—Dime, Eri-san —retomó Akame, mientras observaba su taza de té con aire ausente—. ¿Por qué quieres convertirte en ninja?
La pregunta podía parecer fuera de lugar, pero el joven gennin era de esas personas a quien no les gustaba dejar un tema a medias. Como buen curioso, estaba intrigado por saber por qué una persona tan amable y bondadosa como Eri se había alistado en las filas de Uzushiogakure. Tal y como él lo veía, el camino del ninja prometía cosa totalmente distintas —sangre, gloria, fama— que poco encajaban con lo que había conocido de Eri hasta ese momento.
Un rato después, el Uchiha descansaba, reposado, sobre el respaldo de su asiento. Se había limpiado con una servilleta que les había traído el mesero, y ahora terminaba su té con una expresión sumamente placentera. El borracho hacía rato que había caído dormido, ebrio de sake, sobre la mesa que tenía delante. Probablemente no volviese a molestar durante el resto de la noche, hasta que Pangoro tuviera que sacarlo —quizás, a golpes— del comedor.
—Dime, Eri-san —retomó Akame, mientras observaba su taza de té con aire ausente—. ¿Por qué quieres convertirte en ninja?
La pregunta podía parecer fuera de lugar, pero el joven gennin era de esas personas a quien no les gustaba dejar un tema a medias. Como buen curioso, estaba intrigado por saber por qué una persona tan amable y bondadosa como Eri se había alistado en las filas de Uzushiogakure. Tal y como él lo veía, el camino del ninja prometía cosa totalmente distintas —sangre, gloria, fama— que poco encajaban con lo que había conocido de Eri hasta ese momento.