30/04/2017, 02:24
Akame contestó al agradecimiento de Eri ampliando ligeramente la curva de su sonrisa. La paga que recibían los gennin no era gran cosa —menos aún la recompensa por las misiones de Rango D—, pero el joven Uchiha era de esas personas que odiaban pararse en los pequeños detalles inútiles como dividir una cuenta. Al fin y al cabo, él había elegido el establecimiento. Además, haciendo memoria había calculado que la suma no llegaría ni a los quince ryos, cantidad que podía permitirse soltar sin lamentarlo después.
—No te preocupes, Eri-san. Puedes devolvérmela cuando volvamos a Uzu —respondió el Uchiha, y en ese momento sintió una gran desesperanza.
Sea como fuere, los gennin acabaron recogiendo las llaves de sus sendas habitaciones de las gruesas y calcinadas manazas de Pangoro que, pese a que la noche avanzaba y el comedor empezaba a vaciarse, seguía allí en su silla. Incólume ante el paso del tiempo, como una estatua de mármol. Akame le dedicó una simple y llana inclinación de cabeza.
Luego se encaminó hacia las escaleras, que se abrían paso tras un corto pasillo a un lado del comedor. Tenía la primera habitación de todas, según lo que indicaba su llavero. Metió la llave en la cerradura para comprobar que abría y, luego, se despidió de su compañera kunoichi con otra leve inclinación de cabeza antes de perderse en la oscuridad.
—No te preocupes, Eri-san. Puedes devolvérmela cuando volvamos a Uzu —respondió el Uchiha, y en ese momento sintió una gran desesperanza.
Sea como fuere, los gennin acabaron recogiendo las llaves de sus sendas habitaciones de las gruesas y calcinadas manazas de Pangoro que, pese a que la noche avanzaba y el comedor empezaba a vaciarse, seguía allí en su silla. Incólume ante el paso del tiempo, como una estatua de mármol. Akame le dedicó una simple y llana inclinación de cabeza.
Luego se encaminó hacia las escaleras, que se abrían paso tras un corto pasillo a un lado del comedor. Tenía la primera habitación de todas, según lo que indicaba su llavero. Metió la llave en la cerradura para comprobar que abría y, luego, se despidió de su compañera kunoichi con otra leve inclinación de cabeza antes de perderse en la oscuridad.