30/04/2017, 11:54
(Última modificación: 1/05/2017, 00:19 por Uchiha Akame.)
El soldado se tomó su réplica mejor de lo que Akame esperaba; a juzgar por la expresión de su rostro, estaba entre el miedo y la sorpresa. Divertido, el Uchiha simplemente respondió a las duras palabras de Noemi con una leve inclinación de cabeza, que bien podía significar una disculpa. En realidad, Akame estaba un tanto intrigado ante el repentino cambio de humor de la kunoichi —nunca había sido muy bueno para las relaciones sociales— y no sabía, de hecho, que la causa era él mismo. O, mejor dicho, el plantón que le había dado un rato antes.
Sea como fuere, el llamado Tamaro no se achantó en su curiosidad, y siguió lanzando preguntas que a oídos del joven gennin sonaban estúpidas. Luego reparó en que era lógico que un hombre como aquel, con todo su contexto de soldado de un pueblo pequeño en Hi no Kuni, no tuviera ni la más remota idea de cómo funcionaba el mundo ninja. «¿Así que es de este modo como nos ven fuera?». Si Akame siempre se había sentido alejado de la cultura popular de Oonindo, aquello contribuyó a aumentar esa percepción.
—En efecto, Tamaro-kun. Nosotros provenimos de la más poderosa de las tres, la Villa Oculta entre los Remolinos —asintió, en un ligero arrebato patrio—. ¿Qué diferencia hay entre Amegakure y Uzushiogakure? ¿Qué diferencia hay entre una hormiga y un león?
Divertido con aquel juego, Akame decidió responder a una pregunta con otra pregunta. Dejó en el aire la cuestión del orden público y las trifulcas; prefería no entrar en detalles que aquel soldado probablemente no comprendería. Filosofía, orden, disciplina... ¿Cómo iba a entender tal cosa un simple mercenario?
Sea como fuere, el llamado Tamaro no se achantó en su curiosidad, y siguió lanzando preguntas que a oídos del joven gennin sonaban estúpidas. Luego reparó en que era lógico que un hombre como aquel, con todo su contexto de soldado de un pueblo pequeño en Hi no Kuni, no tuviera ni la más remota idea de cómo funcionaba el mundo ninja. «¿Así que es de este modo como nos ven fuera?». Si Akame siempre se había sentido alejado de la cultura popular de Oonindo, aquello contribuyó a aumentar esa percepción.
—En efecto, Tamaro-kun. Nosotros provenimos de la más poderosa de las tres, la Villa Oculta entre los Remolinos —asintió, en un ligero arrebato patrio—. ¿Qué diferencia hay entre Amegakure y Uzushiogakure? ¿Qué diferencia hay entre una hormiga y un león?
Divertido con aquel juego, Akame decidió responder a una pregunta con otra pregunta. Dejó en el aire la cuestión del orden público y las trifulcas; prefería no entrar en detalles que aquel soldado probablemente no comprendería. Filosofía, orden, disciplina... ¿Cómo iba a entender tal cosa un simple mercenario?