30/04/2017, 20:18
Esperó un rato hasta que no vio señal de que Akame saliese, y bostezando de nuevo decidió encaminarse escaleras abajo, donde, al final, estaba su compañero de misión esperándola.
— Buenos días, Akame-san. — Respondió ella. — Es genial, nunca se está del todo preparado.
Dejó su mochila en el suelo y se acercó a tomar los paquetes para incorporarlos en ella, con cuidado de no hacer nada que luego pudiese lamentar. Una vez bien cerrada de nuevo, se la colocó con cuidado a la espalda y dando unos golpecitos a sus botas para comprobar que estaban bien puestas. Luego observó, otra vez, como Akame pagaba todo lo que había comprado el solo, y la joven, girando la mirada con un gesto un tanto infantil, no dijo nada ante aquello.
— Oh, claro, vámonos.
Su estómago, por su parte, se quejó un poco de no haber comido nada, pero tampoco es que ella sintiese hambre ni mucho menos, solo quería partir lo antes posible para llegar al Valle del Fin y de ahí comenzar a buscar por todo el País de la Lluvia. Sonrió a Akame —que lucía unas ojeras un tanto profundas para solo haber madrugado— y se preocupó un poco, haciendo que demorasen quizá unos minutos de su viaje.
— Akame-san, ¿has dormido bien? — Preguntó con tono preocupado mientras le miraba con ojos dubitativos.
— Buenos días, Akame-san. — Respondió ella. — Es genial, nunca se está del todo preparado.
Dejó su mochila en el suelo y se acercó a tomar los paquetes para incorporarlos en ella, con cuidado de no hacer nada que luego pudiese lamentar. Una vez bien cerrada de nuevo, se la colocó con cuidado a la espalda y dando unos golpecitos a sus botas para comprobar que estaban bien puestas. Luego observó, otra vez, como Akame pagaba todo lo que había comprado el solo, y la joven, girando la mirada con un gesto un tanto infantil, no dijo nada ante aquello.
— Oh, claro, vámonos.
Su estómago, por su parte, se quejó un poco de no haber comido nada, pero tampoco es que ella sintiese hambre ni mucho menos, solo quería partir lo antes posible para llegar al Valle del Fin y de ahí comenzar a buscar por todo el País de la Lluvia. Sonrió a Akame —que lucía unas ojeras un tanto profundas para solo haber madrugado— y se preocupó un poco, haciendo que demorasen quizá unos minutos de su viaje.
— Akame-san, ¿has dormido bien? — Preguntó con tono preocupado mientras le miraba con ojos dubitativos.