1/05/2017, 02:10
—Un león y una hormiga, eh —la pregunta le resultaba fascinante, compleja y simple a su manera—. Bueno, en Kōtai no tenemos leones, pero una vez vi uno que trajo un circo ambulante: Era un ser feroz, majestuoso y orgulloso. En cambio, desde mi niñez en estos bosques, he visto muchas hormigas y puedo decir que son laboriosas, disciplinadas y humildes.
Sin duda el joven desconocía las suficientes cosas como para ser considerado un ignorante. Era incapaz de conversar y responder desde algun punto de vista filosófico, algo incomprensible para él, pero desde la pureza en su forma de ver el mundo, era capaz de expresarse con una simpleza que abrumaba cualquier lógica extravagante y compleja.
—Pero esos son animales de lo más comunes, no entiendo que tienen que ver con los ninjas.
Por un momento se supo sumamente maleducado, pues sintió como si hubiese dejado a la rubia fuera de la conversación. Se acomodo en su montura y se giro hacia ella para dirigirle la palabra.
—Por cierto, señorita…, he sabido que los pueblos pequeños y las grandes naciones suelen tener disputas violentas entre sí por todas clase de motivos, ¿sucede lo mismo con las aldeas ninjas? Me cuesta imaginarme a damas tan agraciadas y elegantes como usted marchando para combatir.
—De hecho, se pronuncia Kōtetsu, con acento en la “o”, pues la vocal es larga —le aclaro al chico azulado—. ¿Naomi? No, no… Ella es algo así como alguien que se asegura de que no me meta en problemas. Creo que podría describirla como una combinación de doncella y guarda espaldas.
Dejo que aquella pregunta, que tan extraña se le hacía, pasara de largo y prosiguió con la conversación.
—Ahora es mi turno de preguntar: Dime, ¿Por qué eres azul? —pregunto, con absoluta inocencia y curiosidad—. ¿Es algún efecto adverso? O, ¿Eres parte de alguna etnia perdida?
Sin duda el joven desconocía las suficientes cosas como para ser considerado un ignorante. Era incapaz de conversar y responder desde algun punto de vista filosófico, algo incomprensible para él, pero desde la pureza en su forma de ver el mundo, era capaz de expresarse con una simpleza que abrumaba cualquier lógica extravagante y compleja.
—Pero esos son animales de lo más comunes, no entiendo que tienen que ver con los ninjas.
Por un momento se supo sumamente maleducado, pues sintió como si hubiese dejado a la rubia fuera de la conversación. Se acomodo en su montura y se giro hacia ella para dirigirle la palabra.
—Por cierto, señorita…, he sabido que los pueblos pequeños y las grandes naciones suelen tener disputas violentas entre sí por todas clase de motivos, ¿sucede lo mismo con las aldeas ninjas? Me cuesta imaginarme a damas tan agraciadas y elegantes como usted marchando para combatir.
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—De hecho, se pronuncia Kōtetsu, con acento en la “o”, pues la vocal es larga —le aclaro al chico azulado—. ¿Naomi? No, no… Ella es algo así como alguien que se asegura de que no me meta en problemas. Creo que podría describirla como una combinación de doncella y guarda espaldas.
Dejo que aquella pregunta, que tan extraña se le hacía, pasara de largo y prosiguió con la conversación.
—Ahora es mi turno de preguntar: Dime, ¿Por qué eres azul? —pregunto, con absoluta inocencia y curiosidad—. ¿Es algún efecto adverso? O, ¿Eres parte de alguna etnia perdida?