1/05/2017, 10:12
—Está bien...
No dijeron nada más, solo les acompañaba el silencio de sus pisadas sobre el suelo, la brisa recorriendo sus cabellos y algún que otro pájaro que pasaba por encima, piando en busca de comida. Los Herreros quedó atrás, y con la ciudad parte de su mañana en la que no hicieron ninguna parada, pues tan enfrascados estaban de llegar a la frontera de su país con el de la Lluvia que poco tenían que decirse o incluso parar.
Pasaron por el Bosque de la Hoja casi sin darse cuenta, y ni se atrevieron a acercarse a los Restos de la Hoja, más por Eri que por Akame, pero ésta no pudo evitar tirar de la camiseta del Uchiha cuando se dispuso a ir hacia allí. No sabía bien por qué, pero le daba muy mala espina, quizá por la secta-no secta de Konoha para pillar al malnacido que había abusado de su poder, o quizá simplemente porque eran los restos de una antigua civilización ya extinta, incluso algún motivo desconocido, el caso es que pasaron de largo y solo descansaron cuando llegaron a los límites del bosque.
— Ya no nos queda mucho... — Mencionó la joven más para ella que para su compañero.
Poco quedaba para llegar al Valle del Fin, Eri estimaba que quedaría medio día por delante antes de llegar allí, así que suspirando agarró el asa de su mochila con fuerza. Le dolía la espalda, y aunque daba gracias a las provisiones que Akame había comprado, quería descansar más de las veces que lo habían hecho. Dejó caer los hombros y fijó su vista en el cielo.
El silencio comenzaba a molestarla.
No dijeron nada más, solo les acompañaba el silencio de sus pisadas sobre el suelo, la brisa recorriendo sus cabellos y algún que otro pájaro que pasaba por encima, piando en busca de comida. Los Herreros quedó atrás, y con la ciudad parte de su mañana en la que no hicieron ninguna parada, pues tan enfrascados estaban de llegar a la frontera de su país con el de la Lluvia que poco tenían que decirse o incluso parar.
Pasaron por el Bosque de la Hoja casi sin darse cuenta, y ni se atrevieron a acercarse a los Restos de la Hoja, más por Eri que por Akame, pero ésta no pudo evitar tirar de la camiseta del Uchiha cuando se dispuso a ir hacia allí. No sabía bien por qué, pero le daba muy mala espina, quizá por la secta-no secta de Konoha para pillar al malnacido que había abusado de su poder, o quizá simplemente porque eran los restos de una antigua civilización ya extinta, incluso algún motivo desconocido, el caso es que pasaron de largo y solo descansaron cuando llegaron a los límites del bosque.
— Ya no nos queda mucho... — Mencionó la joven más para ella que para su compañero.
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Poco quedaba para llegar al Valle del Fin, Eri estimaba que quedaría medio día por delante antes de llegar allí, así que suspirando agarró el asa de su mochila con fuerza. Le dolía la espalda, y aunque daba gracias a las provisiones que Akame había comprado, quería descansar más de las veces que lo habían hecho. Dejó caer los hombros y fijó su vista en el cielo.
El silencio comenzaba a molestarla.