5/05/2017, 07:29
La atención de la kunoichi se había centrado completamente en su cabellera y por tanto, se llevó un susto casi de infarto cuando el jinete a su lado estalló en llamas casi sin explicación lógica.
El motivo para la rubia era completamente desconocido, tras llevarse ese susto que la hizo levantarse de un brinco, el transporte en el que viajaba se tambaleó y justo después cayó de modo que una de las piernas de la chica terminó atrapada bajo la estructura.
En un abrir y cerrar de ojos todo a su alrededor se había convertido en un caos, soldados corriendo de un lado a otro, flechas cayendo por todas partes y ella… Tumbada en el piso chillando por el dolor de tener una pierna bajo el peso de lo que alguna vez la había estado llevando, Noemi terminó por tomar una de sus tantas katanas que llevaba encima y comenzó a golpear la madera de forma frenética en un intento por liberarse. Es decir, ¿qué otra cosa podía hacer? Estaba desesperada y seguramente Akame podría notar en su mirada el miedo que sentía de estar tan expuesta a semejante lluvia de flechas y fuego. Luego de todo aquello la rubia probablemente tendrá que agradecer a su compañero por la ayuda.
Por otra parte, aquella fémina que había estado acompañando a la Sakamoto durante todo el trayecto había terminado de alguna manera u otra en una de las tantas literas así no lo desease, es más, se suponía que ella regresaría a Uzushiogakure tras asegurarse de que Noemi llegase a la posada pero terminó envuelta en todo aquel embrollo.
En cuanto todos comenzaron a correr y el transporte de Maki cayó, esta logró una mejor reacción que su compañera logrando así solo llevarse un golpe con una tabla que se resquebrajó. Quedó aturdida, muy cierto, pero se las había ingeniado para mantenerse en pie y tras tambalearse un poco una flecha le pasó muy cerca de la cadera mientras que una segunda le provocó un corte algo profundo en la pierna.
—Su puta madre —Se quejó la chica con una notoria mueca de dolor en el rostro.
Por su vestimenta y aspecto cualquiera hubiese supuesto que Maki era una criada bastante inútil y delicada, pero dentro de la mansión había recibido cierto entrenamiento básico y entre ello se había llevado un buen par de cortes y golpes, suficientes para que aquel dolor causado por una flecha no la dejase llorando aunque sí que estaba adolorida, tanto que prefirió refugiarse detrás de la litera donde se apreciaba fácilmente que las flechas no llegaban.
El motivo para la rubia era completamente desconocido, tras llevarse ese susto que la hizo levantarse de un brinco, el transporte en el que viajaba se tambaleó y justo después cayó de modo que una de las piernas de la chica terminó atrapada bajo la estructura.
En un abrir y cerrar de ojos todo a su alrededor se había convertido en un caos, soldados corriendo de un lado a otro, flechas cayendo por todas partes y ella… Tumbada en el piso chillando por el dolor de tener una pierna bajo el peso de lo que alguna vez la había estado llevando, Noemi terminó por tomar una de sus tantas katanas que llevaba encima y comenzó a golpear la madera de forma frenética en un intento por liberarse. Es decir, ¿qué otra cosa podía hacer? Estaba desesperada y seguramente Akame podría notar en su mirada el miedo que sentía de estar tan expuesta a semejante lluvia de flechas y fuego. Luego de todo aquello la rubia probablemente tendrá que agradecer a su compañero por la ayuda.
Por otra parte, aquella fémina que había estado acompañando a la Sakamoto durante todo el trayecto había terminado de alguna manera u otra en una de las tantas literas así no lo desease, es más, se suponía que ella regresaría a Uzushiogakure tras asegurarse de que Noemi llegase a la posada pero terminó envuelta en todo aquel embrollo.
En cuanto todos comenzaron a correr y el transporte de Maki cayó, esta logró una mejor reacción que su compañera logrando así solo llevarse un golpe con una tabla que se resquebrajó. Quedó aturdida, muy cierto, pero se las había ingeniado para mantenerse en pie y tras tambalearse un poco una flecha le pasó muy cerca de la cadera mientras que una segunda le provocó un corte algo profundo en la pierna.
—Su puta madre —Se quejó la chica con una notoria mueca de dolor en el rostro.
Por su vestimenta y aspecto cualquiera hubiese supuesto que Maki era una criada bastante inútil y delicada, pero dentro de la mansión había recibido cierto entrenamiento básico y entre ello se había llevado un buen par de cortes y golpes, suficientes para que aquel dolor causado por una flecha no la dejase llorando aunque sí que estaba adolorida, tanto que prefirió refugiarse detrás de la litera donde se apreciaba fácilmente que las flechas no llegaban.