7/05/2017, 22:20
—¿¡Quién anda ahí!?
—¡Un muerto! —exclamó Haskoz, partiéndose el culo de risa nada más soltarlo. Lo había dicho sin pensar, sin llegar a procesar, siquiera, que aquella era la voz de un guardia y no la de Akame.
—La puta madre... ¡Corre!
De pronto, todo pasó a cámara rápida. Akame le empujó, provocando su irremediable caída al suelo. Él gruñó, maldijo y soltó un par de improperios. No necesariamente por ese orden. Escuchaba nuevos gritos del guardia, más enfadado y alterado. Se levantó como pudo, mientras el mundo seguía dando vueltas a su alrededor. Por instinto, siguió los pasos de Akame —el supuesto más cuerdo de los dos— y se abalanzó contra la valla. No debía medir más de dos metros, pero le pareció tan alta como una montaña.
Cuando llegó a la cúspide, sus manos resbalaron y cayó de espaldas al otro lado. Por suerte, la medicina llamada alcohol que acababa de tomar le previno de todo dolor. Se levantó, dio dos pasos y volvió a caer, dando una voltereta nada estética por el suelo. Veía todo distorsionado, borroso, como si acabase de montarse en un tiovivo que diese demasiadas vueltas.
A gatas, avanzó unos pocos metros hasta que volvió a tomar impulso para elevarse de nuevo. En ese momento localizó un hombro y tiró de él. Era el de Akame. Le gritó que le siguiese. No supo si le entendió o no, pero en todo caso el Uchiha no tuvo problema para seguir al peliblanco. Estaba dejando un rastro tan claro que hasta un Gennin borracho podría seguir: la carcajada de otro borracho. Una risa que mantuvo, sin poder contenerse, mientras cruzaban media Uzu por sus solitarias y oscuras calles.
Al final acabó con la garganta escocida y sin aire en los pulmones de tanto reír.
—¿Eh? ¿Necesitas un descanso? —Quien lo necesitaba era él. Llevaba corriendo toda una eternidad y no sabía ni dónde estaba. Agotado, se llevó las manos a las rodillas y cerró los ojos. Tanta carrera la había despejado… ligeramente. Ahora tenía ganas de vomitar—. ¿Lo hemos despistado?
—¡Un muerto! —exclamó Haskoz, partiéndose el culo de risa nada más soltarlo. Lo había dicho sin pensar, sin llegar a procesar, siquiera, que aquella era la voz de un guardia y no la de Akame.
—La puta madre... ¡Corre!
De pronto, todo pasó a cámara rápida. Akame le empujó, provocando su irremediable caída al suelo. Él gruñó, maldijo y soltó un par de improperios. No necesariamente por ese orden. Escuchaba nuevos gritos del guardia, más enfadado y alterado. Se levantó como pudo, mientras el mundo seguía dando vueltas a su alrededor. Por instinto, siguió los pasos de Akame —el supuesto más cuerdo de los dos— y se abalanzó contra la valla. No debía medir más de dos metros, pero le pareció tan alta como una montaña.
Cuando llegó a la cúspide, sus manos resbalaron y cayó de espaldas al otro lado. Por suerte, la medicina llamada alcohol que acababa de tomar le previno de todo dolor. Se levantó, dio dos pasos y volvió a caer, dando una voltereta nada estética por el suelo. Veía todo distorsionado, borroso, como si acabase de montarse en un tiovivo que diese demasiadas vueltas.
A gatas, avanzó unos pocos metros hasta que volvió a tomar impulso para elevarse de nuevo. En ese momento localizó un hombro y tiró de él. Era el de Akame. Le gritó que le siguiese. No supo si le entendió o no, pero en todo caso el Uchiha no tuvo problema para seguir al peliblanco. Estaba dejando un rastro tan claro que hasta un Gennin borracho podría seguir: la carcajada de otro borracho. Una risa que mantuvo, sin poder contenerse, mientras cruzaban media Uzu por sus solitarias y oscuras calles.
Al final acabó con la garganta escocida y sin aire en los pulmones de tanto reír.
—¿Eh? ¿Necesitas un descanso? —Quien lo necesitaba era él. Llevaba corriendo toda una eternidad y no sabía ni dónde estaba. Agotado, se llevó las manos a las rodillas y cerró los ojos. Tanta carrera la había despejado… ligeramente. Ahora tenía ganas de vomitar—. ¿Lo hemos despistado?
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado