7/05/2017, 22:48
(Última modificación: 7/05/2017, 22:49 por Uchiha Datsue.)
—¿¡CÓMO!?
Akame acababa de preguntar si iban a ir a casa de Eri. No lo había dejado pasar por alto, esperando a que el Uchiha se le olvidase. Ni había sacado otro tema de conversación. No. Había corrido media docena de kilómetros con el estómago en la boca y la primera pregunta que hacía era si iban ver a Eri.
Demonios, solo existía una respuesta para aquella pregunta.
—Uchiha Akame, permíteme decirte una cosa —Haskoz le dio tal palmada amistosa en el hombro que bien podía habérselo desencajado. Luego tiró de él, quedando a dos palmos el uno del otro—. Estos ojos tienen una particularidad: pueden ver el futuro —la sangre de Uchiha Hazama corría por su iris. Había olvidado el cansancio, las náuseas, el mareo. Ahora la firme determinación brillaba en su mirada, roja por el sharingan. Estaba lúcido, transparente, despejado. Aquella última frase no eran las palabras de un borracho, sino las del destino—. Y que Izanami me lleve ahora mismo si miento: pero nos veo a ti y a mi bajo la ventana de su habitación mientras ella se asoma, primero sorprendida, pero luego complacida, por tan dichosa visita.
¿Qué otras palabras podían ser, sino las del destino, para hacer que Uchiha Haskoz hablase como un poeta? Si de algo estaba seguro en aquella vida, eso era de que Furukawa Eri recibiría una visita aquella noche.
Hipó.
—Imagino que sabes el camino…
Akame acababa de preguntar si iban a ir a casa de Eri. No lo había dejado pasar por alto, esperando a que el Uchiha se le olvidase. Ni había sacado otro tema de conversación. No. Había corrido media docena de kilómetros con el estómago en la boca y la primera pregunta que hacía era si iban ver a Eri.
Demonios, solo existía una respuesta para aquella pregunta.
—Uchiha Akame, permíteme decirte una cosa —Haskoz le dio tal palmada amistosa en el hombro que bien podía habérselo desencajado. Luego tiró de él, quedando a dos palmos el uno del otro—. Estos ojos tienen una particularidad: pueden ver el futuro —la sangre de Uchiha Hazama corría por su iris. Había olvidado el cansancio, las náuseas, el mareo. Ahora la firme determinación brillaba en su mirada, roja por el sharingan. Estaba lúcido, transparente, despejado. Aquella última frase no eran las palabras de un borracho, sino las del destino—. Y que Izanami me lleve ahora mismo si miento: pero nos veo a ti y a mi bajo la ventana de su habitación mientras ella se asoma, primero sorprendida, pero luego complacida, por tan dichosa visita.
¿Qué otras palabras podían ser, sino las del destino, para hacer que Uchiha Haskoz hablase como un poeta? Si de algo estaba seguro en aquella vida, eso era de que Furukawa Eri recibiría una visita aquella noche.
Hipó.
—Imagino que sabes el camino…
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado