8/05/2017, 00:39
(Última modificación: 29/07/2017, 02:04 por Amedama Daruu.)
— ¡Tienes razón, Daruu-san! — Exclamaba mientras corría. — ¡Pero por favor, déjanos explicarnos! ¡Prometo que no te haremos nada! ¡Te doy mi palabra de kunoichi! — Desesperada por no saber qué narices hacer para que la huida cesara.
Pero Daruu no la escuchaba, sólo apretaba puños y dientes y seguía corriendo. Y esta vez estaba preparado para el Sunshin de Akame. Fue más lento, y más predecible, y Daruu podía ver en trescientos sesenta grados, así que estuvo preparado para esa zancadilla. Pegó un pequeño salto, y le plantó la palma de su mano en la cara a aquél Uchiha.
Dicen que el Juuken se llama así porque es el arte del puño gentil, del Taijutsu sin fuerza, pero aún así la palmada fue con toda la rabia que pudo descargar, de modo que Akame recibiría, no sólo un buen hostión en la nariz, sino también una ráfaga de chakra al interior del cráneo. Lo sentiría en los dientes, en la garganta y en el interior de los ojos, en un súbito pinchazo de dolor en la cabeza, en un pitido en los oídos...
Aterrizó, y torpemente, tropezó y cayó de bruces al suelo. Las ampollas de los pies del viaje. «Ya está. Ya estoy muerto. Un kunai en la nuca, y adiós.»
—Nnngh, no...
Pero Daruu no la escuchaba, sólo apretaba puños y dientes y seguía corriendo. Y esta vez estaba preparado para el Sunshin de Akame. Fue más lento, y más predecible, y Daruu podía ver en trescientos sesenta grados, así que estuvo preparado para esa zancadilla. Pegó un pequeño salto, y le plantó la palma de su mano en la cara a aquél Uchiha.
Dicen que el Juuken se llama así porque es el arte del puño gentil, del Taijutsu sin fuerza, pero aún así la palmada fue con toda la rabia que pudo descargar, de modo que Akame recibiría, no sólo un buen hostión en la nariz, sino también una ráfaga de chakra al interior del cráneo. Lo sentiría en los dientes, en la garganta y en el interior de los ojos, en un súbito pinchazo de dolor en la cabeza, en un pitido en los oídos...
Aterrizó, y torpemente, tropezó y cayó de bruces al suelo. Las ampollas de los pies del viaje. «Ya está. Ya estoy muerto. Un kunai en la nuca, y adiós.»
—Nnngh, no...