9/05/2017, 16:35
(Última modificación: 9/05/2017, 16:36 por Uchiha Akame.)
El aire bulló cuando una ráfaga de llamas roció parte del sendero durante varios segundos. Cuando el fuego se disipó, Akame pudo ver cómo tres de los soldados de arcilla habían sido alcanzados, quedando en un estado paupérrimo pero aún en pie. «Maldita sea, esto no ha salido tan bien como esperaba... Mi técnica no es lo suficientemente potente todavía, se lamentó para sí. Sin embargo, no perdió tiempo y, echando la mano diestra a su portaobjetos, sacó varios shuriken que lanzó a cada uno de los atacantes. Uno, dos, tres. Tres estrellas metálicas dirigidas a la cabeza y el pecho de los arcillosos.
La batalla a su alrededor seguía desarrollándose, frenética y caótica. Los gritos y el sonido del acero contra el acero, y el metal contra la carne, llenaban el ambiente. Akame se replegó ligeramente, acercándose más al grupo, mientras con su Sharingan analizaba a los misteriosos clones de arcilla...
«¡Ajá!».
—¡Todos, oídme! —gritó con todas sus fuerzas—. ¡Los soldados de arcilla reaccionan mal ante movimientos imprevistos! ¡Intentad atacarles en puntos débiles y usar amagos!
Justo en ese momento el Uchiha desenvainó su pequeña espada, decidido a predicar con el ejemplo. La hoja de Hazama no Gokyu se cubrió de una capa de chakra carmesí que crepitaba como las llamas de una hoguera, y Akame la lanzó hacia uno de los atacantes, tratando de arrancarle la cabeza. Luego, la espada vibró y volvó directa de vuelta a su mano diestra.
—¡Observadlos bien! ¡Sus movimientos son simples! —y, haciendo acopio de fuerzas, repitió la maniobra de lanzar y recoger su espada—. ¡Tratad de ver su patrón de ataque!
La batalla a su alrededor seguía desarrollándose, frenética y caótica. Los gritos y el sonido del acero contra el acero, y el metal contra la carne, llenaban el ambiente. Akame se replegó ligeramente, acercándose más al grupo, mientras con su Sharingan analizaba a los misteriosos clones de arcilla...
«¡Ajá!».
—¡Todos, oídme! —gritó con todas sus fuerzas—. ¡Los soldados de arcilla reaccionan mal ante movimientos imprevistos! ¡Intentad atacarles en puntos débiles y usar amagos!
Justo en ese momento el Uchiha desenvainó su pequeña espada, decidido a predicar con el ejemplo. La hoja de Hazama no Gokyu se cubrió de una capa de chakra carmesí que crepitaba como las llamas de una hoguera, y Akame la lanzó hacia uno de los atacantes, tratando de arrancarle la cabeza. Luego, la espada vibró y volvó directa de vuelta a su mano diestra.
—¡Observadlos bien! ¡Sus movimientos son simples! —y, haciendo acopio de fuerzas, repitió la maniobra de lanzar y recoger su espada—. ¡Tratad de ver su patrón de ataque!