24/06/2015, 15:53
Juro siguió a Kazuma, ignorando las estupideces de su compañero, le daba igual los piques, y que le llamase así, se notaba a la legua que no le importaba lo más mínimo como llamarle, su objetivo no era otro que el de molestar a Kazuma. Y si a este no le importaba, ¿Qué iba a hacer él?
A pesar de su estado hizo un gran esfuerzo por intentar entender lo que Kazuma le estaba contando. Al parecer no era un carruaje y no era suyo, aunque sabía donde estaba, que era, y tenía el aspecto de un carruaje. Debía ser que él estaba totalmente atontado, porque no entendía mucho de lo que le estaban diciendo.
Intentó acercarse, lo más rápido que pudo, sin forzar su cuerpo demasiado, no estaba para correr. A medida que avanzaba, su olfato pudo captar un olor a especies y a carne asada, que inundó su estómago. Casi al punto de salibar, intentó mantener la compostura, mientras se acercaba.
Le sorprendió darse cuenta de que, efectivamente, el carro se estaba moviendo, alejandose de ellos. ¿Como no se había dado cuenta?
Entoncés pensó que obviamente, no podía ser suyo. No tenía sentido que el carro y los caballos huyeran de su dueño, a no ser que fuera un malvado maltratador de animales, en cuyo caso si que tendría sentido. Kazuma no parecía serlo, aunque después del día que había llevado...No pondría la mano en el fuego por su defensa.
— ¿Es una especie de restaurante ambulante o algo así? — preguntó, con relativa curiosidad, una vez que estuviera cerca de Kazuma.
A pesar de su estado hizo un gran esfuerzo por intentar entender lo que Kazuma le estaba contando. Al parecer no era un carruaje y no era suyo, aunque sabía donde estaba, que era, y tenía el aspecto de un carruaje. Debía ser que él estaba totalmente atontado, porque no entendía mucho de lo que le estaban diciendo.
Intentó acercarse, lo más rápido que pudo, sin forzar su cuerpo demasiado, no estaba para correr. A medida que avanzaba, su olfato pudo captar un olor a especies y a carne asada, que inundó su estómago. Casi al punto de salibar, intentó mantener la compostura, mientras se acercaba.
Le sorprendió darse cuenta de que, efectivamente, el carro se estaba moviendo, alejandose de ellos. ¿Como no se había dado cuenta?
Entoncés pensó que obviamente, no podía ser suyo. No tenía sentido que el carro y los caballos huyeran de su dueño, a no ser que fuera un malvado maltratador de animales, en cuyo caso si que tendría sentido. Kazuma no parecía serlo, aunque después del día que había llevado...No pondría la mano en el fuego por su defensa.
— ¿Es una especie de restaurante ambulante o algo así? — preguntó, con relativa curiosidad, una vez que estuviera cerca de Kazuma.