10/05/2017, 14:30
Para sorpresa del uzunés, aquel carruaje tirado por una jauría de lobos llevaba un ritmo considerable, teniendo en cuenta que estaba repleto de gente y de sus respectivos equipajes, lo que no hacía más que demostrar la potencia física de aquellos cánidos que, a fin de cuentas, estarían entrenados para aquello. De vez en cuando un movimiento brusco del carro hacía que, o bien Riko se avalanzara sobre el pasajero que estaba sentado a su lado, o viceversa.
—¡Se acerca una leve ventisca, prepárense!
Ante el aviso, fueron varios los pasajeros que decidieron asomarse para ver qué era lo que sucedía, y, de repente, el carro comenzó a sacudirse como si varias personas lo estuvieran agitando desde fuera, y la velocidad del mismo disminuyó, lo cual preocupó al joven Senju, que acomodó aún más sus ropas para evitar el máximo frío posible, dado que, debido a la ventisca, un frío polar se había hecho dueño del interior del carruaje.
—Tranquilos, es solo una pequeña tormenta veraniega
Riko sonrió, ellos allí pasando un frío de narices y el hombre estaba tan tranquilo, abrigado, por supuesto, pero tranquilo. Entonces el hombre avivó un poco más la lámpara que iluminaba la estancia, y el peliblanco no hacía más que rezar porque aquel pequeño foco de luz, calentara un poco, aunque no tenía demasiadas esperanzas en ello.
—Puede que esto dure un rato, señores, y aun nos falta mucho para llegar al pueblo. ¡Pues bien! Esta una buena oportunidad para contarles una historia y que aprendan un poco sobre nuestro pueblo... ¿Que les parece?
Riko miró a su tía, no tenían nada mejor que hacer por lo que escuchar una historia y así aprender un poco sobre el lugar que iban a visitar que, para Riko al menos, era completamente desconocido, no había leído nada sobre él y la curiosidad era algo que le comía por dentro.
—Tiene toda mi atención.—
Un chico fue el primero en responder al hombre, y el Senju, aunque permaneció callado, puso toda su atención en el hombre, esperando a que éste comenzara su historia.
—¡Se acerca una leve ventisca, prepárense!
Ante el aviso, fueron varios los pasajeros que decidieron asomarse para ver qué era lo que sucedía, y, de repente, el carro comenzó a sacudirse como si varias personas lo estuvieran agitando desde fuera, y la velocidad del mismo disminuyó, lo cual preocupó al joven Senju, que acomodó aún más sus ropas para evitar el máximo frío posible, dado que, debido a la ventisca, un frío polar se había hecho dueño del interior del carruaje.
—Tranquilos, es solo una pequeña tormenta veraniega
Riko sonrió, ellos allí pasando un frío de narices y el hombre estaba tan tranquilo, abrigado, por supuesto, pero tranquilo. Entonces el hombre avivó un poco más la lámpara que iluminaba la estancia, y el peliblanco no hacía más que rezar porque aquel pequeño foco de luz, calentara un poco, aunque no tenía demasiadas esperanzas en ello.
—Puede que esto dure un rato, señores, y aun nos falta mucho para llegar al pueblo. ¡Pues bien! Esta una buena oportunidad para contarles una historia y que aprendan un poco sobre nuestro pueblo... ¿Que les parece?
Riko miró a su tía, no tenían nada mejor que hacer por lo que escuchar una historia y así aprender un poco sobre el lugar que iban a visitar que, para Riko al menos, era completamente desconocido, no había leído nada sobre él y la curiosidad era algo que le comía por dentro.
—Tiene toda mi atención.—
Un chico fue el primero en responder al hombre, y el Senju, aunque permaneció callado, puso toda su atención en el hombre, esperando a que éste comenzara su historia.
~ Narro ~ Hablo ~ «Pienso»