24/06/2015, 23:54
A pesar de las advertencias de Ayame, ninguno de los dos jóvenes que plantaban cara a su sensei parecían querer dar un paso atrás. Quién había sido más espectacular, si Daruu tragándose el objeto o Reiji introduciéndolo dentro de sí mismo con la técnica que, en cierta manera, compartían él y Ayame, queda en decisión vuestra. Por supuesto a Daruu le impresionó la maniobra de Reiji, pero era hora de centrarse en otros asuntos.
Kori reprendió a Daruu por haber hecho lo que había hecho, pero en cuanto hizo una pausa para aferrar aún más fuerte el brazo de Ayame y demostrar su posición de superioridad, el joven replicó como si nada.
—Las circunstancias son las que son, y como ninja las conozco y actúo en consecuencia —dijo Daruu—. Además, no se me puede matar con algo tan estúpido como asfixiándome con un cascabel.
Sonrió, aparentando confianza, pero lo cierto es que en el fondo sabía que su profesor tenía razón. Su profesor, que ahora les advertía sobre la decisión que tendrían que tomar. Salvar los cascabeles... O salvar a su compañera.
Daruu lo tenía bien claro, y las amenazas de Kori estaban tan vacías como el plato de un hambriento.
—¡Ayame, cállate! —exclamó Daruu. La muchacha no paraba de decirles que se fueran, que la abandonaran porque ellos ya estaban aprobados—. Si suspendes, mejoraré a un ritmo más rápido que tú. Y no podremos tener esa revancha nuestra.
»¡Además, si no puedo proteger a una amiga, no soy digno de considerarme un ninja! ¡No consentiré que un compañero caiga en una misión, y si cae, caeré con él o moriré en su lugar!
«Como hizo papá...»
Kori reprendió a Daruu por haber hecho lo que había hecho, pero en cuanto hizo una pausa para aferrar aún más fuerte el brazo de Ayame y demostrar su posición de superioridad, el joven replicó como si nada.
—Las circunstancias son las que son, y como ninja las conozco y actúo en consecuencia —dijo Daruu—. Además, no se me puede matar con algo tan estúpido como asfixiándome con un cascabel.
Sonrió, aparentando confianza, pero lo cierto es que en el fondo sabía que su profesor tenía razón. Su profesor, que ahora les advertía sobre la decisión que tendrían que tomar. Salvar los cascabeles... O salvar a su compañera.
Daruu lo tenía bien claro, y las amenazas de Kori estaban tan vacías como el plato de un hambriento.
—¡Ayame, cállate! —exclamó Daruu. La muchacha no paraba de decirles que se fueran, que la abandonaran porque ellos ya estaban aprobados—. Si suspendes, mejoraré a un ritmo más rápido que tú. Y no podremos tener esa revancha nuestra.
»¡Además, si no puedo proteger a una amiga, no soy digno de considerarme un ninja! ¡No consentiré que un compañero caiga en una misión, y si cae, caeré con él o moriré en su lugar!
«Como hizo papá...»