15/05/2017, 20:23
(Última modificación: 29/07/2017, 02:04 por Amedama Daruu.)
—Tienes en gran estima tus propias habilidades —replicó Akame, alzando la voz para hacerse oír por encima de la tormenta—. Te cogí por la espalda antes, y luego has tropezado dos veces. Si de verdad eres tan buen ninja como pareces creer, deberías saber que si quisiéramos matarte no nos habría hecho falta ningún pergamino trampa.
—Y yo burlé a la vista de un chunin y dos genin, uno de ellos era Uchiha. Y con un truco bastante estúpido. ¿Y? Eso no demuestra nada.
Los ojos de Daruu se pasearon por el pergamino. Hubo un momento en el que se quedaron fijos y arrugó la frente, luego continuaron leyendo, y finalmente, se cerraron. Las venas de los laterales de la cara del muchacho se relajaron y volvieron a volverse invisible, como es habitual. Daruu suspiró y abrió los ojos. Relanzó el pergamino a Akame.
—Unas disculpas conmovedoras, de verdad. Al menos Eri-san parecía lamentarlo de verdad —dijo—. Pero tú pareces molesto. Molesto de tener que disculparte.
Daruu se dio la vuelta.
—No sé, quizás todo esto sea rabia acumulada. Dame unos días, un baño relajado y una cama como los dioses mandan y contestaré de otra manera a todo, probablemente. A lo mejor estoy siendo injusto contigo.
»Yo estoy cansado de huir y vosotros de perseguirme. No creo que el posadero se alegre de verme, así que no me queda más remedio que continuar mi viaje hacia el oeste. Buenas noches.
Dicho esto, echó a andar, renqueando, quejándose de vez en cuando.
—Y yo burlé a la vista de un chunin y dos genin, uno de ellos era Uchiha. Y con un truco bastante estúpido. ¿Y? Eso no demuestra nada.
Los ojos de Daruu se pasearon por el pergamino. Hubo un momento en el que se quedaron fijos y arrugó la frente, luego continuaron leyendo, y finalmente, se cerraron. Las venas de los laterales de la cara del muchacho se relajaron y volvieron a volverse invisible, como es habitual. Daruu suspiró y abrió los ojos. Relanzó el pergamino a Akame.
—Unas disculpas conmovedoras, de verdad. Al menos Eri-san parecía lamentarlo de verdad —dijo—. Pero tú pareces molesto. Molesto de tener que disculparte.
Daruu se dio la vuelta.
—No sé, quizás todo esto sea rabia acumulada. Dame unos días, un baño relajado y una cama como los dioses mandan y contestaré de otra manera a todo, probablemente. A lo mejor estoy siendo injusto contigo.
»Yo estoy cansado de huir y vosotros de perseguirme. No creo que el posadero se alegre de verme, así que no me queda más remedio que continuar mi viaje hacia el oeste. Buenas noches.
Dicho esto, echó a andar, renqueando, quejándose de vez en cuando.