17/05/2017, 17:17
Shinjaka, mostrando una vez más el poder que atesoraba, lanzó un discurso ante la pregunta del peliblanco que, de seguro, era merecedor de un largo aplauso, casi parecía estar preparado, ante lo que Riko sonrió, dispuesto a responder aquel chico, pero algo se le adelantó, o más bien alguien. Pudieron oír como unos pasos se acercaban, seguidos por un hombre, por definirlo de alguna manera.
Un hombre de grandes dimensiones, pero no era ésta su característica más destacable, cuanto más se acercaba, más podían distinguir de él. Una quemadura cubría gran parte de su rostro, una quemadura que le había producido ceguera en el ojo izquierdo, o al menos eso supuso Riko al verlo. Sin duda alguna era uno de esos hombres a los que la gente le tenía respeto, únicamente por el aura que desprendía.
—Y bien, ¿en qué les puedo ayudar?
Soroku habló, después de que su aprendiz le explicara detalladamente la situación, tras lo que Riko, sin prácticamente nada que añadir allí, se quedó pensativo, mirando a su compañero de aldea, que parecía dispuesto a explicarse.
¿Por qué? ¿Por qué? Yamiria. Tane-Shigai. Shinogi-to. ¿Por qué? ¿Por qué? Yo no entiendo por qué. Un ninjatō, mil ryos; un kunai, doscientos cincuenta; un shuriken, doscientos. ¿Por qué? ¿Por qué, Riko? ¿Por qué ese precio unificado? ¿Por qué no hay guerra de precios? ¿Por qué? Que alguien me explique por qué.
Aquello era algo en lo que el Senju nunca se había parado a pensar, en todos los lugares en los que él había comprado armas, en todos había los mismos precios, sin excepción, y, pensando con lógica, los negocios funcionan a través de una ligera competencia, competencia que claramente en ese sector no se estaba llevando a cabo y Datsue parecía plenamente consciente de ello. Riko se encogió de hombros, justo como su compañero había hecho, no tenía ninguna respuesta para aquella pregunta, por lo que miró al famoso Soroku-sama, esperando una respuesta.
Un hombre de grandes dimensiones, pero no era ésta su característica más destacable, cuanto más se acercaba, más podían distinguir de él. Una quemadura cubría gran parte de su rostro, una quemadura que le había producido ceguera en el ojo izquierdo, o al menos eso supuso Riko al verlo. Sin duda alguna era uno de esos hombres a los que la gente le tenía respeto, únicamente por el aura que desprendía.
—Y bien, ¿en qué les puedo ayudar?
Soroku habló, después de que su aprendiz le explicara detalladamente la situación, tras lo que Riko, sin prácticamente nada que añadir allí, se quedó pensativo, mirando a su compañero de aldea, que parecía dispuesto a explicarse.
¿Por qué? ¿Por qué? Yamiria. Tane-Shigai. Shinogi-to. ¿Por qué? ¿Por qué? Yo no entiendo por qué. Un ninjatō, mil ryos; un kunai, doscientos cincuenta; un shuriken, doscientos. ¿Por qué? ¿Por qué, Riko? ¿Por qué ese precio unificado? ¿Por qué no hay guerra de precios? ¿Por qué? Que alguien me explique por qué.
Aquello era algo en lo que el Senju nunca se había parado a pensar, en todos los lugares en los que él había comprado armas, en todos había los mismos precios, sin excepción, y, pensando con lógica, los negocios funcionan a través de una ligera competencia, competencia que claramente en ese sector no se estaba llevando a cabo y Datsue parecía plenamente consciente de ello. Riko se encogió de hombros, justo como su compañero había hecho, no tenía ninguna respuesta para aquella pregunta, por lo que miró al famoso Soroku-sama, esperando una respuesta.
![[Imagen: tumblr_n4fzpkaZST1rmi71zo1_500.gif]](https://78.media.tumblr.com/ef716a7a224d02d15153150120153d79/tumblr_n4fzpkaZST1rmi71zo1_500.gif)
~ Narro ~ Hablo ~ «Pienso»