18/05/2017, 14:18
(Última modificación: 29/07/2017, 02:34 por Amedama Daruu.)
En el momento en que me gradué de la academia y recibí mi bandana, una buena cantidad de horas de rutina fueron quitadas de mis hombros. ¡Estaba bastante feliz por eso! Tenía mucho tiempo para dedicar mi esfuerzo en tareas que fueran de mi agrado pero el abuelo fue directo y muy claro al respecto.
Se interrumpió a si mismo para dar un sorbo a su taza de té.
La disciplina es algo que nunca puede faltar. Sin disciplina es prácticamente seguro que uno va a terminar enfermo de libertad, tanto tiempo libre y sin un objetivo que perseguir no auguran nada bueno.
El anciano cambió casi todos mis horarios de entrenamientos por jornadas de lectura, toneladas de pergaminos sobre medicina, si no estaba con la cabeza entre los libros me encontraba reemplazándolo en la tienda o realizando algún viaje por motivos similares, un día a la semana lo dedicaba a entrenar mi cuerpo y otro podía descansar.
Daruu bajó la mirada y se rascó la barbilla.
Lo importante es la disciplina, Daruu-san. Si haces sandalias, haces sandalias y buscas depurar el método hasta que seas el mejor y tus sandalias sean las mejores. Las mejores sandalias seguramente sean muy valiosas. Lo mismo aplica para nosotros. ¿No te parece?
—Sí, supongo que tienes razón —respondió Daruu—. Pero no tengo problemas de disciplina, quiero decir, aparte de un par de veces que simplemente no me siento con ánimos para entrenar. Me refiero más bien a la falta de una motivación aparte del dinero.
>Aunque, quizás... hace poco conocí a un Uchiha de Uzushiogakure. Se llamaba Akame. Me pareció un auténtico gilipollas, por que me dijo que no porque tenga un dojutsu debería dedicarme a esto, pero su manera de ver las cosas me ha picado últimamente para hacerme más y más fuerte.
Giró la cabeza a un lado, como un perro que mira a su dueño pero no entiende.
—No sé si de verdad quiero demostrarle que soy un ninja tan o más digno que él, o si sólo quiero partirle la boca. Me preocupa.
Se interrumpió a si mismo para dar un sorbo a su taza de té.
La disciplina es algo que nunca puede faltar. Sin disciplina es prácticamente seguro que uno va a terminar enfermo de libertad, tanto tiempo libre y sin un objetivo que perseguir no auguran nada bueno.
El anciano cambió casi todos mis horarios de entrenamientos por jornadas de lectura, toneladas de pergaminos sobre medicina, si no estaba con la cabeza entre los libros me encontraba reemplazándolo en la tienda o realizando algún viaje por motivos similares, un día a la semana lo dedicaba a entrenar mi cuerpo y otro podía descansar.
Daruu bajó la mirada y se rascó la barbilla.
Lo importante es la disciplina, Daruu-san. Si haces sandalias, haces sandalias y buscas depurar el método hasta que seas el mejor y tus sandalias sean las mejores. Las mejores sandalias seguramente sean muy valiosas. Lo mismo aplica para nosotros. ¿No te parece?
—Sí, supongo que tienes razón —respondió Daruu—. Pero no tengo problemas de disciplina, quiero decir, aparte de un par de veces que simplemente no me siento con ánimos para entrenar. Me refiero más bien a la falta de una motivación aparte del dinero.
>Aunque, quizás... hace poco conocí a un Uchiha de Uzushiogakure. Se llamaba Akame. Me pareció un auténtico gilipollas, por que me dijo que no porque tenga un dojutsu debería dedicarme a esto, pero su manera de ver las cosas me ha picado últimamente para hacerme más y más fuerte.
Giró la cabeza a un lado, como un perro que mira a su dueño pero no entiende.
—No sé si de verdad quiero demostrarle que soy un ninja tan o más digno que él, o si sólo quiero partirle la boca. Me preocupa.