26/06/2015, 17:58
Juro y Kazuma recuperaron su sosez habitual en menos que canta un gallo. Kazuma por estar medio muerto y aún así intentar correr y Juro... bueno, Juro siempre habia sido soso. El rubio leyó entre lineas y no pudo sino suspirar. Seria mejor dejarles vivir su torrida vida de aburrimiento y sopor durante aquella comida. Ahora dislumbraba con total lucidez porque le habian emparejado con aquella pareja de shinobis. Ellos eran unos macarrones pasados, y Nabi, Nabi era la salsa que les daba vida.
Sin él, acabarian siendo funcionarios en cualquier institución publica, o incluso secretarios en el edificio de la Uzukage. Pero si el Nabi les ayudaba, a lo mejor llegarian a desarrollar una personalidad chachi y todo. Hasta podrian llegar a ser interesantes. Bueno, preferia no poner el listón demasiado alto para aquel par de saleros vacios.
Se mantuvo en silencio mientras mantenia el ritmo de sus compañeros, Kazuma iba con un ansia inhumana, pero su cuerpo le frenó en medio de la corrida. Juro por su parte, parecia más concentrado en sus teorias que en llegar al carromato en cuestión, que al parecer llevaba algún tipo de comida porque el olor les llegaba desde esa distancia. Sin embargo, hubo un olor más penetrante que cubrió el de la comida. Por lo visto alguno de los caballos habia tenido un repentino torrente de gases y tras un estruendo proferido por el aire comprimido que salia del culo del animal. Un potente olor a heces cubrio todo el aire de los alrededores.
Normalmente, a Nabi no le importaban demasiado esas cosas, pues no tenia un olfato especialmente fino. Pero ese olor, ESE AROMA, le llegó al alma. Kazuma ya se encontraba casi al lado del carruaje, así que él tenia que sentirlo aún más. El rubio se llevo la mano a la nariz para taparla, pero al respirar por la boca sentia el olor a mierda de todas formas. Era horrible.
Sin pensarlo dos veces, Nabi agarró su bastón y usando un poco de chakra cambió la dirección del viento, para que no fuera de los caballos a ellos, sino a la inversa. Así el olor de los pedos se iria hacia los propios caballos en vez de hacia atras. Ambos animales de desmayaron segundos despues. Gaseados hasta la inconsciencia por uno de ellos. El rubio guardó su arma y volvió a respirar. Se acercó hasta donde estaba Kazuma, al lado del carruaje de los caballos gaseados.
Sin él, acabarian siendo funcionarios en cualquier institución publica, o incluso secretarios en el edificio de la Uzukage. Pero si el Nabi les ayudaba, a lo mejor llegarian a desarrollar una personalidad chachi y todo. Hasta podrian llegar a ser interesantes. Bueno, preferia no poner el listón demasiado alto para aquel par de saleros vacios.
Se mantuvo en silencio mientras mantenia el ritmo de sus compañeros, Kazuma iba con un ansia inhumana, pero su cuerpo le frenó en medio de la corrida. Juro por su parte, parecia más concentrado en sus teorias que en llegar al carromato en cuestión, que al parecer llevaba algún tipo de comida porque el olor les llegaba desde esa distancia. Sin embargo, hubo un olor más penetrante que cubrió el de la comida. Por lo visto alguno de los caballos habia tenido un repentino torrente de gases y tras un estruendo proferido por el aire comprimido que salia del culo del animal. Un potente olor a heces cubrio todo el aire de los alrededores.
Normalmente, a Nabi no le importaban demasiado esas cosas, pues no tenia un olfato especialmente fino. Pero ese olor, ESE AROMA, le llegó al alma. Kazuma ya se encontraba casi al lado del carruaje, así que él tenia que sentirlo aún más. El rubio se llevo la mano a la nariz para taparla, pero al respirar por la boca sentia el olor a mierda de todas formas. Era horrible.
Sin pensarlo dos veces, Nabi agarró su bastón y usando un poco de chakra cambió la dirección del viento, para que no fuera de los caballos a ellos, sino a la inversa. Así el olor de los pedos se iria hacia los propios caballos en vez de hacia atras. Ambos animales de desmayaron segundos despues. Gaseados hasta la inconsciencia por uno de ellos. El rubio guardó su arma y volvió a respirar. Se acercó hasta donde estaba Kazuma, al lado del carruaje de los caballos gaseados.
—Nabi—