30/05/2017, 07:04
El escualo no tenía herida que vendar, ni sangre de la qué limpiarse, aunque sí que le tocaba recuperar las energías que con tanta propiedad había gastado durante todo el combate. Quizás, su cuerpo mermado no lucía físicamente deplorable, pero por el contrario, sus reservas de chakra estaban bajas y así también la templanza mental. Estaba claro que el esfuerzo que generó el combate con aquellos clones hubo sido tan extenuante y tan diferente de cualquier otra pequeña práctica de entrenamiento, en un espacio seguro donde la certeza de sobrevivir siempre está presente.
Pero esa vez todo era intrínsecamente diferente. Nadie aseguraba nada, ni siquiera el mismísimo Yarou.
—Escúchame bien. Ésta ha sido una ofensiva inicial de un plan mucho más complejo de lo que cualquiera puede pensar en este momento. El ataque ha sido una simple prueba para descifrar quienes somos y a qué podemos atenernos. No está de más decir que, la mayoría de los supervivientes, han mostrado probablemente todas sus cartas disponibles, y que eso el enemigo ya lo sabe. Sabe que puede volver, y no será muy difícil para entonces cumplir con cuales fueran sus objetivos para con nosotros. El alguacil está poco dispuesto a conversar, y me temo que cuando llegue el momento, Kaido, debemos hacer caso omiso a las camaradería que puedas sentir por los demás y priorizar nuestra supervivencia.
A partir de éste momento, sólo importa la Aldea de la lluvia. ¿Entendido?
La naturaleza de Kaido no pudo hacer más que salir a flote. Que, a diferencia de su conducta, cuando se trataba de su clan respondía de una manera mucho más respetuosa y académica que en cualquier otra circunstancia. Asintió como un soldado bien entrenado para cumplir órdenes —y sólo de los Hozuki, probablemente—. convencido de que lo dicho por Yarou-dono tenía que ser verdad. Y no le iba a llevar la contraria.
A partir de ese momento, sólo importaba la Aldea de la lluvia. Lo había entendido perfectamente.
Pero esa vez todo era intrínsecamente diferente. Nadie aseguraba nada, ni siquiera el mismísimo Yarou.
—Escúchame bien. Ésta ha sido una ofensiva inicial de un plan mucho más complejo de lo que cualquiera puede pensar en este momento. El ataque ha sido una simple prueba para descifrar quienes somos y a qué podemos atenernos. No está de más decir que, la mayoría de los supervivientes, han mostrado probablemente todas sus cartas disponibles, y que eso el enemigo ya lo sabe. Sabe que puede volver, y no será muy difícil para entonces cumplir con cuales fueran sus objetivos para con nosotros. El alguacil está poco dispuesto a conversar, y me temo que cuando llegue el momento, Kaido, debemos hacer caso omiso a las camaradería que puedas sentir por los demás y priorizar nuestra supervivencia.
A partir de éste momento, sólo importa la Aldea de la lluvia. ¿Entendido?
La naturaleza de Kaido no pudo hacer más que salir a flote. Que, a diferencia de su conducta, cuando se trataba de su clan respondía de una manera mucho más respetuosa y académica que en cualquier otra circunstancia. Asintió como un soldado bien entrenado para cumplir órdenes —y sólo de los Hozuki, probablemente—. convencido de que lo dicho por Yarou-dono tenía que ser verdad. Y no le iba a llevar la contraria.
A partir de ese momento, sólo importaba la Aldea de la lluvia. Lo había entendido perfectamente.