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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#2
Si las miradas de los marineros seguían la trayectoria que describía el dedo de Datsue a lo largo de la línea del horizonte, hasta detenerse en el embarcadero, terminarían por advertir que una figura alargada acababa de hacer aparición allí mismo, justo al principio de la pasarela de madera por la que se podía subir a bordo del navío. Correspondía a un chico algo más alto que el propio Datsue, delgado y de piel ligeramente bronceada. Su pelo, del mismo color azabache que sus ojos, caía en una coleta que le llegaba hasta la media espalda. Llevaba una camiseta sin mangas de color negro, con el cuello alto y el símbolo del clan Uchiha bordado detrás, pantalones pesqueros de color arena y unas sandalias ninja. Sobre los hombros cargaba una mochila militar con muchos bolsillos, y en el cinturón llevaba —bien ajustados— tanto su portaobjetos como su preciada espada.

Buenos días, Datsue-kun —saludó Akame, jovial. Alzó la vista, hacia el Sol, y luego la devolvió a su compañero—. Veo que te has anticipado.

El Uchiha llevaba las muñecas, tobillos y rodillas vendados, y exhibía varios moratones por todo el cuerpo. Le faltaba un trozo del lóbulo de la oreja izquierda y, en general, parecía un ninja muy machacado pese a su corta edad.

Ni corto ni perezoso se descolgó la mochila de los hombros, dejándola a un lado de la cubierta, y luego buscó algún sitio donde sentarse.

La verdad es que fue buena idea tomar el pasaje en barco... Recortaremos como un día a los que van a pie.
Diálogo - «Pensamiento» - Narración

Mangekyō utilizado por última vez: Flama, Verano de 220

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Mensajes en este tema
RE: ¡Izen las velas, que nos vamos al Torneo! - por Uchiha Akame - 2/06/2017, 15:30


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