3/06/2017, 23:54
(Última modificación: 29/07/2017, 02:40 por Amedama Daruu.)
Daruu subió el último peldaño de la escalera prácticamente temblando de miedo. Desde el piso anterior había estado escuchando unos gritos terribles, pero ahora acababa de escuchar a algo explotar. Diantre, conocía a Zetsuo un poco, sabía que no tenía cara de buenos amigos ni daba las mejores respuestas, que era un poco cascarrabias, ¿pero a tanto había llegado la bronca? ¿Y ahora cómo se presentaba ahí para pedirle a Ayame que viajasen juntos al Valle de los Dojos?
"Es muy importante", había insistido mamá. "Te han invitado, mira, ¡eso es que piensan que eres bueno para representar a la aldea! Puedes ir con Ayame-chan. Al fin y al cabo, sois del mismo equipo". Daruu no había podido negarse: era una oportunidad perfecta para aprender muchas cosas y medir sus fuerzas. ¡Un torneo! Y además iban a convivir varios meses en un lugar que, según había dicho su madre, era como casi de ensueño. Era una oportunidad de oro para vivir sólo, aprender a ser mayor, a valerse por sí mismo... A hacerse más fuerte.
Pero ahora se sentía el más débil de todos, frente a una puerta que rezaba: Familia Aotsuki.
Tímidamente, levantó el brazo y dio tres pequeños golpecitos en la madera.
—¡¿Y ahora quién cojones es!?
Daruu tragó saliva, y sus piernas, temblando, desearon dar media vuelta y salir corriendo, como un conejillo asustado. Pero alguien abrió la puerta por Zetsuo.
Se trataba de un hombre corpulento con los inconfundibles ojos de Ayame. Ojo, digo esto porque Daruu quedó paralizado en un principio, muy extrañado, porque era verdad que se parecía a ella. Tenía una media melena tapada por un gorro de lana, y una perilla, de un exótico color azul oscuro. Daruu intercambió miradas con él, luego con Kori y Ayame, que también estaban ahí, y finalmente con Zetsuo.
—Ho... hola, buenos días —dijo Daruu, respetuosamente, e hizo una de sobra pronunciada reverencia—. B-bueno. Mi madre me ha dicho que vas a participar en el Torneo de... de los Dojos. Así que pensé que podríamos ir hacia allá juntos. ¿No?
Miró a Zetsuo medio segundo y volvió a mirar a Ayame. Luego a Zetsuo un cuarto de segundo y luego a Ayame otra vez. Después, sus ojos blancos buscaron algo de calidez en la escarcha azul de su sensei. No la encontraría, claro, pero su mirada era implorante.
«Ay, ay, ay, no quería meterme en un lío, yo no he hecho nada. Aquí ha habido una discusión...»
"Es muy importante", había insistido mamá. "Te han invitado, mira, ¡eso es que piensan que eres bueno para representar a la aldea! Puedes ir con Ayame-chan. Al fin y al cabo, sois del mismo equipo". Daruu no había podido negarse: era una oportunidad perfecta para aprender muchas cosas y medir sus fuerzas. ¡Un torneo! Y además iban a convivir varios meses en un lugar que, según había dicho su madre, era como casi de ensueño. Era una oportunidad de oro para vivir sólo, aprender a ser mayor, a valerse por sí mismo... A hacerse más fuerte.
Pero ahora se sentía el más débil de todos, frente a una puerta que rezaba: Familia Aotsuki.
Tímidamente, levantó el brazo y dio tres pequeños golpecitos en la madera.
—¡¿Y ahora quién cojones es!?
Daruu tragó saliva, y sus piernas, temblando, desearon dar media vuelta y salir corriendo, como un conejillo asustado. Pero alguien abrió la puerta por Zetsuo.
Se trataba de un hombre corpulento con los inconfundibles ojos de Ayame. Ojo, digo esto porque Daruu quedó paralizado en un principio, muy extrañado, porque era verdad que se parecía a ella. Tenía una media melena tapada por un gorro de lana, y una perilla, de un exótico color azul oscuro. Daruu intercambió miradas con él, luego con Kori y Ayame, que también estaban ahí, y finalmente con Zetsuo.
—Ho... hola, buenos días —dijo Daruu, respetuosamente, e hizo una de sobra pronunciada reverencia—. B-bueno. Mi madre me ha dicho que vas a participar en el Torneo de... de los Dojos. Así que pensé que podríamos ir hacia allá juntos. ¿No?
Miró a Zetsuo medio segundo y volvió a mirar a Ayame. Luego a Zetsuo un cuarto de segundo y luego a Ayame otra vez. Después, sus ojos blancos buscaron algo de calidez en la escarcha azul de su sensei. No la encontraría, claro, pero su mirada era implorante.
«Ay, ay, ay, no quería meterme en un lío, yo no he hecho nada. Aquí ha habido una discusión...»
![[Imagen: K02XwLh.png]](https://i.imgur.com/K02XwLh.png)